Capitulo 3

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Cuando entramos en la casa lo único que había en ella era oscuridad y polvo. Nada de muebles. A pesar de que estar en ese lugar me daba escalofrío también, sentía un poco de curiosidad por saber que hacíamos allí. Ashley se voltio y en sus ojos logre notar una pizca de nostalgia.

-Subamos —Dijo con voz autoritaria.

Yo la seguí por unas escaleras, que tenían forma de espiral, hasta llegar a un largo pasillo. Ella caminaba como si ya conociera ese lugar de memoria. Se detuvo frente a una puerta y entro. Rápidamente la alcance y también entre en la habitación que, como toda la casa, estaba vacía.

Pero había otra puerta en la habitación. El cerrojo de esta era un poco singular. Nunca había visto nada si quiera, parecido. Esta tenia la forma de una estrella de diez puntas.

Ambos quedamos mirando la puerta y su cerrojo por unos minutos, hasta que, Ashley saco otra llave de su bolsillo. La introdujo en la cerradura pero, no la giro. Se voltio hacia mi nuevamente.

-¿Estas preparado? —Pregunto.

-Eso creo —Respondí yo con poca convicción.

-No me sirve que lo creas. Estas preparado ¿Si o no? -

-Si —Dije, ahora con voz segura.

-Entonces, vamos —Dijo mientras giraba la llave.

La puerta se abrió y a través de ella, se veían luces de muchos colores girando.

-Wow —Pronuncie bastante sorprendido.

-Es un portal. Nos llevara al mundo de las hadas —Me explico Ashley.

Me tomo de la mano, cosa que realmente me sorprendió, y nos dirigimos lentamente hacia la puerta abierta.

Creo difícil poder describir lo que sentía mientras estaba dentro del portal. Era como si todo mi cuerpo girara de todas las maneras posibles o por lo menos, eso sentía yo.

Cerré mis ojos con fuerza, y cuando los abrí me encontraba, junto a Ashley, frente a una enorme puerta de madera protegida por dos hombres altos que parecían ser guardias.

-Bienvenido al Palacio de las hadas, Louis —Dijo ella con un gesto teatral.

Ashley se acerco a uno de los guardias. El que estaba en el lado derecho de la puerta, y le dijo:

-Venimos del mundo de los humanos para hablar con la reina —

Ninguno de los guardias dijo nada pero, se miraron como si pudieran hablar con la mente, y el guardia de la izquierda se encogió de hombros mientras que, el de la derecha asentía con la cabeza.

Los guardias se apartaron de la puerta mientras que, esta se abría lenta y ruidosamente. Adentro había una sala gigante, toda alfombrada de un color rojo italiano, y al final de ella se encontraba un gran trono y en el, estaba  sentada una mujer, de cabello café, ojos profundamente negros, unos labios gruesos, piel tersa y pálida, una corona de oro con incrustaciones de diamantes y rubíes, y una mirada perturbadora, qué debía ser la reina de las hadas.

Alrededor de la reina había muchas "Hadas" dando vuelta por el salón. Lo curioso es, que esas hadas no eran como las que siempre me había imaginado. Estas no eran como Tinker Bell tampoco eran como las de Los Padrinos Mágicos. Estas eran totalmente distintas.

Tenían el tamaño de un humano, con el pelo de colores extravagantes, Ropa hecha a mano, Al moverse su cuerpo expulsaba un extraño brillo como la escarcha que se usa para hacer manualidades, y de sus espaldas salían unas grandes alas de mariposa. Algunas de las alas eran transparentes y otras de colores fuertes.

La reina nos miro de pies a cabeza, una y otra vez, como si estuviera analizando lentamente cada parte de nosotros. Luego nos miro directamente a los ojos como buscando exactamente las palabras que decir. Estuvimos así unos minutos con toda la sala en silencio por que sabían que la reina se estaba preparando para hablar. La tensión se notaba en el aire. Una ultima mirada analizadora de ella y dijo:

-Ustedes, Guardianes de la piedra-alma ¿Qué hacen en mi palacio? Mejor ¿Qué hacen en el mundo de las hadas? Apostaría mi vida que vienen para pedir un favor. Bueno ¿A que más vendrían? Pero deberían saber que la respuesta es un rotundo no. La última vez que ayudamos a su gente, miles de seres oscuros allanaron mis tierras y las destruyeron casi completamente. Años y años de trabajo para recuperar la belleza que teníamos. ¿Y ahora vienen nuevamente? No quiero escuchar sus palabras. Ninguna de ella. Quiero que se retiren del palacio y de este mundo. Por favor, No pongan resistencia ante mi petición —Tenia un tono de voz dulce que nada combinaba con su fuerte carácter.

Mire a Ashley y parecía muy sorprendida por la respuesta de la reina. Aunque también vi en sus  ojos un pequeño deje de impotencia contenida y temí que fuera hacer algo contra la reina. Pero, por lo contrario, solo se giro y se encamino hacia la gran de puerta. Yo la seguí y la escuché decir entre dientes:

-No puedes culpar a todos por los errores de unos pocos —

Cuando salimos Ash me dijo que iríamos a otro lugar del mundo de las hadas donde de seguro nos ayudarían pero estaba muy lejos del palacio y tendríamos que ir caminando hacia el. Y emprendimos marcha por las calles llena de hadas.

Lo que mas llamaba la atención del mundo de las hadas era los colores que usaban. Azul eléctrico, verde limón, Fucsia, Turquesa, dorado y una gama infinita de mas colores. A veces sentía que algunas hadas me miraban de reojo, otras enarcaban las cejas y otras miraban con una mirada de odio apasionado.

Cuando llevábamos mas de media hora caminando recordé algo que Ashley había nombrado, y una curiosidad me embargo completamente. Me atreví a preguntar:

-Ash ¿Recuerdas cuando estábamos en el auto camino a la casa de tu amigo y me contaste lo de la división de los mundos y todo eso? —

-Si, claro —Respondió ella.

-Nombraste algo de los creadores ¿Quiénes son ellos? —

-Los que crearon el mundo. Ellos fueron el inicio de todo esto —

-¿Así como Dios? —Pregunte.

-Louis, Dios no existe. Son cosas que la gente inventa para tener el control —Dijo ella. —Y los creadores fueron las primeras personas que tocaron la tierra con un cerebro apto para darse cuenta de ciertas cosas. Eran tres chicos y tres chicas. Todos de distintas razas; Sofía del mundo de los humano. Nahir del, de las hadas. Robert del, de los gigantes. Valerie del, de los animales hablantes. Marcus del, de los brujos y, finalmente, David del, de los seres oscuros.

-Espera  ¿Los seres oscuros tienen un mundo? —Pregunte ante tal descubrimiento.

-Claro. A ese lugar nos dirigimos por que ahí se encuentra la piedra  -Dijo ella con total normalidad.

-Oh —

No me había da do cuenta pero ya habíamos salido de la ciudad de las hadas y ahora nos estábamos adentrando en un bosque de grandes arboles. Donde había animales de colores extravagantes como un venado rosa y una ardilla celeste. Al igual que las hadas estas criaturas también desprendían esa escarcha brillante.

Cuando salimos de ese bosque, nos encontramos frente a lo que parecía ser un diminuto pueblo con viviendas demasiado pequeñas y en el centro de todo una gran estructura que estaba muy desgastada por el pasar de los años.

Caminamos entre las casitas hasta llegar al edificio central que se veía aun más grande de cerca que de lejos. Las puertas estaban abiertas así que, entramos. En el salón principal había muchas sillas puestas en círculo donde algunas hadas discutían sobre temas que desconocía completamente. Logre escuchar que nombraban a la Reina. Las personas no se dieron cuenta de nuestra presencia o, quizás, fingieron que no.

Estas hadas eran muy diferentes a las hadas del reino. Estas tenían el pelo tan sucio que el color de pelo se veía muy opaco y no llamaba la atención, Sus ropas eran todas cafés e iguales y no desprendían esa escarcha tan habitual del mundo de las hadas.

Por una de las puertas del salón entro un hada que parecía ser la líder de ese grupo. Todos callaron y la recién llegada nos miro un segundo, esbozo una sonrisa amigable y dijo:

-Invitados. Perfecto -

Núcleo: Los guardianes de la piedra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora