Vint-i-tres

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Gustabo llegó a la mansión después de una larga tarde de reunión y tortura, al entrar vio a Horacio sentado en el sillón de brazos cruzados y una pierna encima de la otra, se veía como una diva.

—Te lo dijo ¿No es así? -interrogo Horacio rápidamente-.

—¿El que? ¿Que lo veías como un riesgo? -cierra la puerta tras él- si, no le puse mucha atención, estaba ocupado.

—No quiero que se acerque a tí, estuvo toda la puta reunión con una jodida erección, te quiere follar.

Alza una ceja extrañado —¿Desde cuándo te a parecido Volkov una amenaza? En realidad, ahora que lo pienso nunca me habías celado ¿No confías en mí?

—Confio en tí, pero no confío en los demás que pueden llegar a tocarte.

Se cruza de brazos —¿Creés que yo o Pogo no podríamos hacer nada con eso?

—Sabes que no es a lo que me refiero -se levanta-.

—Entonces podrías ser un poco más claro.

—La pura verdad es que detesto a Viktor, me daño y por más que me tomé todo de forma profesional, no puedo tolerar que te vea como una puta golosina.

Suspira —Esta bien, entiendo que estés resentido, pero él no me interesa en lo más mínimo.

Lo mira —De rodillas.

Se sonroja y desvía la mirada —Horacio, t~tenemos...

—Conway y los suyos se fueron a su nueva casa, ya están un poco más tranquilos con la situación de Los Gambino. De rodillas ¿Me harás repetirlo?

Gustabo bajo la mirada y se arrodilló con la mayor calma del mundo, aún que por dentro estaba gritando como Maricarmen después de un robo a su joyería. Horacio lo tomo de la barbilla haciendo que lo mire a los ojos, de su bolsillo saco un collar de cuero con el dije/colgante de una mariposa y se lo puso en el cuello como si de una mascota se tratara, el otro solo pudo tragar saliva nervioso pero emocionado.

—Esto te trae recuerdos ¿O no? Gustabo.

—B~bastantes amo -se muerde el labio-.

Sonríe —Eso está mucho mejor. Quítate la ropa.

Gustabo con movimientos torpes se quitó sus prendas dejándolas dobladas en el suelo, el otro se sentó y le hizo una seña de que se acercará, tragó saliva una vez más y se levantó del suelo hasta quedar frente a él, se sentó sobre su regazo y oculto su rostro en su hombro.

—¿Que sucede? -le acaricia el cabello- ¿Estás nervioso o impaciente? ¿Extrañabas esto? -con su otra mano lo toma de la cintura y baja lentamente hasta apretarle un glúteo escuchando un leve jadeo- habla pequeño.

—Y~yo... n~no se que decir, amo.

—No importa, tus gemidos me lo dirán todo. Mírame a los ojos.

El ojiazul se aleja de su hombro, así que aprovecha para besarle y chupar aquel cuello sacándole leves gemidos que dejaba salir con naturalidad, le dejo un par de chupetones y bajo sus besos torturosamente hasta el pecho tomando entre sus labios uno de los pequeños botones rozados chupándolo y estirandolo un poco entre sus dientes.

—Supongo que tendrás un poco de hambre ¿No? ¿Porque no comes un poco?

Se levantó del sillón junto a Gustabo y lo llevo hasta la mesa donde había un plato de arroz con pollo, se sentó en una silla y sentó al pelirojo sobre él dejando que sienta aquel bulto que crecía bajo sus pantalones. El mayor tomo el cubierto con sus manos temblorosos y comió de a poco el arroz, realmente no se veía capaz de ingerir el pollo y esperaba que el contrario no lo obligará, porque sería un problema. Grave error, quizás debió comer primero el ala de pollo, porque después de un par de cucharadas Horacio lo tomo del miembro y comenzó a masturbarlo lenta y torturosamente tomándose su tiempo, sus manos ya no tenían la capacidad para sostener la cuchara y la soltó sin querer.

—¿Que pasa? ¿Necesitas ayuda?

Horacio agarro la cuchara con un poco del arroz y lo acerco a los labios contrarios, Gustabo abrió la poca y comió conforme su pareja le iba dando comida, aquella situación era un po o bizarra pero a ninguno de los dos les importaba, no era como si alguien pudiera criticarlos. Gustabo se aferró a la mesa y expulsó su esencia sin poder contenerse, mancho un poco la mesa y el piso, al darse cuenta de ello su cara por completo se puso rojiza por la pena y la situación.

—¿Tan pronto? Se nota que extrañabas nuestras cesiones, me alagas -le muerde la oreja sutilmente- lamentablemente tendrás que esperar...

—¿C~como? -voltea a verlo- p~pero...

—Shhh -le acaricia los labios- esto solo a sido un pequeño adelanto de lo que te espera, así que ve preparándote para... -piensa un poco- talvez para mañana ¿Entendido?

—S~si amo, pero usted también necesita ayuda -se mueve un poco sobre la erección-.

Le aprieta la cintura con ambas manos —Quieto, no me gustaría castigarte después de tanto tiempo, no te conviene ser un mal niño -se levanta de la silla y lo sienta a él- termina de comer, ya hablaremos más tarde.

Se alejo subiendo las escaleras, Gustabo solo lo vio irse y miro a las manchas que dejó de semen, tomo una servilleta y limpio aquellos rastros antes de terminar de comer sus alimentos, al terminar lavo su plato y fue a la sala viendo en el suelo su ropa doblada, sus mejillas volvieron a enrojecer a la vez que tocó el collar en su cuello, bajo la mirada con una leve sonrisa, su mente se rodeo de los recuerdos de su mejor época como pareja, quería parar esa avalancha de recuerdos, no quería tener una erección y buscar problemas.

Tomo su ropa y fue al baño dejándolo en la cesta de la ropa sucia, abrió la llave del agua y entro a la ducha tratando de quitar el sudor de su cuerpo y las ideas cochinas de su cabeza, aún que eso último era un poco más imposible de lograr.

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No diré nada 🤭

A Tu Lado [Gustacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora