Pt 2
Ximena perdió la esperanza, incluso aquella doctora que parecía tan amable le había dado un diagnóstico equivocado. Aquel ente era real. Aquella tortura recibida noche tras noche no podían ser producto de su imaginación.
Pero un destello de luz ilumino su cara al escuchar que aquella doctora la acompañaría por un par de semanas. Tal vez con su presencia el ente vacilaría en aparecer.
Aquella noche en punto de las 7 de la tarde la doctora apareció en su celda. Ella llevaba su vestimenta de trabajo. Lucia una falta negra que llegaba unos centímetros arriba de sus rodillas una blusa azul con la típica bata blanca que identificaba al personal médico. Llevaba consigo una maleta. Donde llevaría su cambio de ropa y artilugios para dormir.
Ellas se encontraban en el piso de los pacientes inestables. Donde albergaban a los pacientes a los pacientes que necesitaran de medidas de cuidado adicionales. Ahi eran tratadas Ximena y Sonia una paciente ya entrada en sus 40 de ascendencia afroamericana.
Ximena yacía en la posición en la que pasaría las próximas 12 horas. Boca arriba, vestía únicamente una bata sus calcetas, unos zapatos blancos y su chamarra de fuerza para asegurar sus manos a su cuerpo. Dicha chaqueta se aseguraba a su cama por medio de unas correas y otras correas aseguraban sus tobillos a su cama. Todo esto paso desapercibido para Ximena, que no podía quitarle los ojos a la Dra., que aprovecho su momento a solas para cambiarse a un conjunto de ropa más cómodo justo frente a ella. lucia su hermoso y esvelto cuerpo de alrededor de 176 cm. Aunque era delgada lucia una figura espectacular. Su piel dorada hacia contraste con su cabello rojizo.
Apenas unos segundos después de terminar de ponerse su conjunto para dormir. El guardia paso a hacer su ultimo rondín de la noche. Aquella doctora amablemente menciono que ella podría con aquellas pacientes por el resto del turno.
Pasando desapercibido por el guardia, ya que era algo que comúnmente hacia con la otra paciente.
Ximena yacía profundamente dormida, la doctora le recomendó unas pastillas para ayudarla a dormir, que, aunque para esta hora de la noche ya habían perdido efecto no le impidan seguir disfrutando de aquel pesado sueño.
Nada más que la luz de la luna alumbraba aquella fúnebre habitación. Pasadas las 2 de la madrugada, únicamente se podía escuchar el hermoso silencio, salvo uno que otro ronquido de la ruidosa vecina al otro lado del piso.
Un estruendoso movimiento hizo que aquella calma se perdiera. Ximena sentía como le estaban removiendo sus zapatos.
Pero era diferente, aunque estaba completamente inmovilizada, no era la misma sensación por la que pasaba con el fantasma.
Aun así, no abrió sus ojos e intento hablarle a la doctora, pero algo estaba mal, se dio cuenta que tenía un bozal amarrado a la cara, alguien había aprovechado mientras estaba sedada para ponerle aquel artilugio
Con un miedo interminable abrió los ojos, como dos duraznos sus ojos completamente abiertos mostraban una notable confusión, pero que hacía a esas horas de la noche su doctora a sus pies, desatando sus cordones
Pero que hacía a esas horas de la noche tratando de quitar su zapato, se preguntó.
Como si la Dra. hubiera leído su mente y mientras aun desabrochaba sus zapatos le dijo:
Ximena, Ximena, veras que nos vamos a divertir. no pude hacer caso omiso a tu perfil, en cuanto vi un cazo clínico como el tuyo, no tuve otra opción más que tomarlo. Veras, tienes un trastorno extremadamente raro e intrigante. Tus terminaciones nerviosas son tan finas que sientes cosquillas aun que no tengas contacto físico
Ximena intento gritar lo más fuerte posible. Pero aquel bozal ahogaba cualquier ruido que nuestra prota intentara hacer