Sueños amargos.

1.4K 101 11
                                    

Jaime.

Me sentía atrapado por esta oscuridad inquietante, tenía miedo. El familiar gusto agridulce permanecía sobre mí, acechandome. Mis piernas desaparecían entre el fangoso vacío. Necesitaba escapar. Salir de esta oscuridad. Llegó a mi garganta, acallando mi angustiante grito en agonía. Sentía que debía sacarme a trozos el rostro, pues era sólo una máscara. Me atrapó el vacío y me cobijó la oscuridad bajo sus frías alas. Pero seguía necesitando algo. En mi pecho no estaba esa cálida y constante caricia. Palpee mi pecho duro, y en efecto... No estaba mi corazón, en su lugar, no había más que un hueco, seco y duro que se caía a pedazos. Como las cenizas recién quemadas de un cigarrillo, que esperan al caer. Esperan a que alguien venga y las deje caer.

Desperté con mi corazón agitado, con mucho susto y desconfianza de donde me encontraba. La misma pesadilla, una y otra vez, ya no había caso alguno, se había acostumbrado a despertar así. Caminó hacia la ventana y admiró el cielo nocturno, eran solo él y la luna. ¿Qué sería de este cielo sin la luna, sin el sol? No sería más que algo dejado en el olvido. Suspiró largo y tendido, dejando el vidrio de la ventana enpañado con su respiración. Miraba con curiosidad aquella ventana, una palabra se le vino a la mente. Una que, ojalá nunca le volvieran a recordar.

"Pasado."

Lo escribió sobre la ventana, deleitándose al ver como esta desaparecía. Una extraña sensación le dejó hacer esto, pero se sentía bien. Su corazón volvió a agitarse al sentir como unos brazos lo atrapaban en un abrazo por la espalda.

-¿Qué haces aquí tan solo y mirando con tanto amor la ventana?

Poniendo un brazo sobre los del Nico, sonrió. Por muchas razones. Por oír su dulce voz, como amaba esa voz tan meliflua dirigirse hacia él. Me voltee y lo atraje hacia mí abrazandolo por la cintura, y aunque no lo crean, mi sonrisa seguía en su lugar. Y, la persona que amo, imitaba mi acción.

-No creo que pueda mirar algun otro de esa forma más que tú.

Dejó escapar una risita y acarició mis cabellos. Nos miramos sonriendonos como idiotas, solo eso bastaba, un pequeño contacto entre nosotros. No necesitábamos un beso o ir más allá. Nos estabamos amando de la manera más pura que jamás creí merecer. Y yo jamás pensé merecer algo como esto.

-Sinceramente, no soy para nada digno de ti...

Su cuerpo se tensó, sabía que este tema lo incomodaba, me decía que dejara de torturarme con cosas del pasado, pero sólo venían y me atormentaban. No podía alejar esos dolorosos momentos aunque quisiera. Haciendome volver a lo que una vez dejé atrás.

-Ya empezaste... ¿No crees que sería mejor volver a la cama?

Me acariciaba el mentón con la punta de sus dedos, quizás tratando de borrar cada recuerdo amargo que salía a la superficie. Junté mis labios con los suyos, mi corazón se aceleraba bastante, pero amaba hacer eso. Amaba hacerlo, ya que el Nico soltaba unos pequeños espasmos y jadeos de nerviosismo.
Reí para besarlo correctamente de una buena vez. Se veía desesperado, amaba tenerlo así. Me senté en la cama e hice que se sentara sobre mi regazo sin dejar de besarlo en el proceso. Paré el beso para admirar el rostro de quien causaba un alboroto constante en mi vida. Esa personita que tenía mi corazón de por vida...

-¿Pasa a-algo?

Lo miré a los ojos hasta que el desvió la mirada mientras su sonrojo hacía aparición. Besé su hombro, mis manos se metieron dentro de la enorme camiseta que usaba, tocando todo a su paso. Hasta que estornudó y me detuve de inmediato.

-Puta la wea... Mejor durmamos, te vas a terminar resfriando.

Y si te resfrias no podré besarte ya que no podrás respirar... Agh.

Ví como el Nico ponía mala cara, enfadandose como un niño pequeño, sonriendo lo abracé y tapé con las sábanas de la enorme cama matrimonial. Al saber los padres del Nico de nuestra relación (La cual ni siquiera tomaron en cuenta) le dieron esta casa ya amoblada. Podía quedarme con el cuando quisiera, pero de cierta forma no estamos viviendo juntos. Yo encantado, pero respeto que el se niegue tanto. Aunque a veces me enfade y lo rete. Y el me rete de vuelta, en fin... Con solo sentirlo cerca de mi corazón me hes suficiente.

Besé su frente dulcemente, sin soltarlo ni un poquito. Me sentía feliz, lo cual me preocupaba. Cuando todo va bien, es porque algo muy malo se avecina. Espero que esta vez... Me permitan ser plenamente feliz.

Our Present. {Jaidefinichon.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora