Capítulo 1: La noche en el bar

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Narra Junta:

La noche era  muy oscura, saqué mi sombrilla de mi maleta suspirando, estaba feliz de haberla traído sino hubiera estado en muchos problemas.

Caminaba al lado de una amiga del trabajo, ella no tenía sombrilla.

-J-jaja estoy segura que la dejé aquí - dijo revisando su bolso, yo por otro lado estaba cien por ciento seguro que no la había traído, era muy olvidadiza y un lobo con piel de cordero.

Mejor dicho, con piel de conejo ya que era muy bajita y todos en  mi trabajo la molestaban por eso.

Y como el lobo que ella era dirigió su mirada a su próxima víctima y ¿Quién era? Pues yo.

Miro mi sombrilla y me puso sus ojitos de perrito triste.

Eso lo aprendió de mi la verdad, yo era el que sacaba las alitas de ángel y ella sacaba sus ojitos de perrito.

-Azumaya chan ¿Recuerdas que te ayude con ese proyecto?

-Si lo recuerdo Hajime chan - dije sonriendo.

-Te ayudaré en  todo lo que necesites pero me das tu sombrilla.

-Veras eres una gran amiga per-

-¡Ay muchas gracias! - me arranchó la sombrilla de la mano - ¡Te lo pagaré, lo juro!

Salió volando aunque no iba a perseguirla.

Me quedé un poco empapado pero por lo menos ella estaba bien.

Mira hacía mi derecha encontrando un bar que se veía algo cómodo, por lo menos hoy tendría que relajarme.

Abrí la puerta y no sabía que había entrado a la perdición.

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Narra la narradora:

El castaño entro al lugar encontrándose un bar muy hermoso.

Tenía arreglos bonitos y elegantes en las paredes, las flores caían como una cascada, las mesas y la sillas eran de madera y los vinos se veían algo caros, en resumen era un bar rústico.

Se sentó y le pidió al mesero una bebida.

Miraba  con atención al lugar sin mucha emoción, la verdad es que nunca se sentía encariñado con algún lugar en específico, iba a diferentes lugares pero nunca se quedaba más de una vez, lo mismo pasaba con las personas.

Le entregaron su bebida y la tomó en el mostrador.

Fue en ese momento cuando un tipo se sentó a su lado.

No le pondría mucha atención si no fuera porque se tambaleaba de un lado a otro y su cabello largo estaba algo desordenado.

Le dedico una corta mirada pero observó todos sus detalles.

Tenía una polera azul oscura con unas letras blancas en el centro y en cada manga dos rayas rojas, el chaleco que llevaba puesto era de un celeste suave y se le caía por el suelo, su pantalón jean era de un color verde suave.

La ropa que llevaba se ajustaba perfectamente a su delgada y fina figura, el cabello negro como el carbón era largo y se veía suave, su piel era blanca como la nieve y en su rostro destacaban unos bellos ojos azules.

Le pidió al mesero uno de sus tragos más fuertes y se amarró el pelo con una liga.

Revisaba su celular mientras esperaba su bebida.

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