Courier

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Al despertar se sintió cálido, las mantas cubrían su cuerpo completo solo dejando ver su ondulada cabellera azabache.

El sol impacta contra su cuerpo cubierto, entrando por los enormes ventanales, esperando a que fuera suficiente el calor de la mañana para despertarlo.

Ciertamente, lo fue.

Con un bostezo de por medio se estiró debajo de las mantas perezosamente. Y poco a poco se irguió hasta quedar sentado sobre su cama. Su boca se abrió nuevamente, lanzando otro bostezo antes de que sus manos encontraran el filo de las mantas y las arrancaran de su cuerpo.

Se levantó desganado de su cama y se encaminó hacia el baño para lavar su rostro y despabilar. Sin embargo paró a media caminata cuando pudo registrar claramente graves ronquidos proviniendo del sillón colocado en un extremo de la habitación.

Su mirada rápidamente encontró al enorme hombre que no cabía ni con un milagro en ese estrecho sillón. Su cuerpo grueso convertía el mueble en una silla para bebés, era escalofriante. Sin embargo, su apariencia jovial y tranquila le otorgaba un aura inofensiva.

Era un contraste peculiar. Seungmin tarareó pensativo mientras lo observaba.

"Se ve como alguien que podría matarte de un golpe por accidente y luego pedirte perdón."

Sacudió la cabeza. Aquello no era lo importante. Lo importante era que sabía quién era ese hombre y tenía la esperanza de que su presencia el día de ayer solo fuera una ilusión de su leve preocupación por la leyenda.

Pero tal parece que no lo era. Malas noticias.

Se acercó al hombre y tocó su hombro ligeramente. Era firme y cálido. ¡Era real!

Hyunjin balbuceó algo entre sueños antes de dar vuelta y caer al piso pues el sillón no tenía más espacio. Seungmin logró retroceder antes de que el hombre cayera sobre sus pies.

El mensajero de la muerte se levantó alarmado tras su caída y se quejó en alto.

— Dios — jadeó Hyunjin —, la espalda.

Seungmin lo observó pararse y tronar su columna antes de que suspirara exageradamente. Hyunjin por fin lo miró completo.

— ¿Está despierto majestad?

— No, solo tengo los ojos abiertos.

— Oh... sarcasmo, yo utilizo mucho eso.

Algo palpitó en la frente de Seungmin. Una sensación que sospechaba iba a tener que acostumbrarse de ahora en adelante pues estar cerca de Hyunjin parecía provocarla.

Frotó su sien tratando de mantener la compostura y suspiró. — Esto está picoteando mi cabeza, quiero saber, ¿hay alguna forma de liberarme de esta leyenda?

— ¿Cumpliendola?

Seungmin lo observó cansado. — Deja el sarcasmo.

— Pero es lo más razonable, majestad — insistió Hyunjin, dando un paso cerca suyo. —. Usted cumple la leyenda, gana y vive feliz y tranquilo el resto de su vida con la persona que ama.

Un dolor punzante explotó justo en medio de las cejas de Seungmin, uno que se extendió por toda su cabeza, rodeándola como una aureola. — ¡El problema es que yo no amo a nadie! — exclamó con molestia — ¿¡Cómo se supone que cumpla dicha leyenda si mi corazón no está en ella!? La única razón por la que palpita rápidamente ahora es porque hay muchas posibilidades de que pronto falleceré joven y sin llegar al trono. Si así se siente el corazón cuando se está enamorado, entonces probablemente esté enamorado de la muerte.

In Love With DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora