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A la mañana siguiente Seungmin se levantó con un excelente ánimo que se convirtió en espanto cuando observó a Hyunjin aparecer con la llegada de una ventisca, el hombre de cabellos marrones trastabilló unos segundos antes de poder conseguir el equilibrio.

— Uf — exhaló el mensajero de la muerte antes de erguirse sobre su sitio y limpiar sus nuevas prendas que constaban de una camisa blanca suelta con los dos primeros botones abiertos, un chaleco pegado color dorado encima, pantalones marrones que le llegaban un poco más arriba de los tobillos y zapatos de vestir negros. —. Que mareo.

Seungmin suspiró y cerró los ojos antes de abandonar su cama, se auto convenció de que mañanas así iban a ser naturales de hoy en adelante.

— ¿De dónde vienes?

— Un lugar lejano, no importa — Hyunjin aplaudió con una sonrisa, lo observaba con gozo mal disimulado, Seungmin sospechó de aquella expresión. —. Bien, Seungmin, es hora de que te de tu primera instrucción.

— ¿Primera instrucción?

Hyunjin asintió y caminó hasta él tomándolo de los hombros. Seungmin vió sus manos sobre él, eran cálidas, pero su aura exudaba frialdad. Era contradictorio en más de un sentido, Hyunjin era extraño, anque claro, eso ya lo había tenido claro desde siempre.

— Como tu guía a partir de ahora tendrás que escuchar mis sugerencias de vez en cuando respecto a tus acciones.

— Creí que serías más como una especie de enciclopedia que resolvería las preguntas que tengo cuando lo necesite.

— Eso es duro, ¿me tomas por objeto?

Bufó suavemente. — No lo decía con esa intención, lo siento.

Hyunjin negó y lo empujó hacia el baño. — Ya no importa, ahora que tenemos claro cómo voy a intervenir en ti me gustaría que te apresures en cambiarte. Hoy es tu primera clase con el herrero y he encontrado una forma de que la señorita Nayeon choque contigo de ahora en adelante.

Seungmin giró a verlo confundido por su repentino entusiasmo cuando Hyunjin lo soltó frente a las puertas del baño y se dirigió a su armario.

Lo observó juzgar cada prenda con expresión concentrada, repitiendo "No" mientras desecha camisa por camisa.

— Debes estar bromeando.

La camisa negra, antes con mangas largas brillantes, fue convertida solo en un arapo cuando Hyunjin arrancó las mangas. Luego le extendió un pantalón del mismo color, suelto, y unas botas largas de igual manera.

— Es un buen conjunto para un aprendiz real. Elegante pero intimidante y candente.

— ¿Eso que significa?

— Que te ves deseable.

— Veo que aprendiste a tratarme informalmente.

— ¿Estás esquivando mi afirmación?

Seungmin sonrió de lado y entró a la habitación del baño para una rápida ducha y luego se cambió, tratando de arreglar los hilos que colgaban de la camisa. ¿Qué diría su familia si lo viera así? Bueno, en realidad, no es que importara mucho.

Hyunjin tenía razón, era un buen conjunto para un aprendiz real. Le daba libertad de movimiento y así evitaba que se quemara las mangas en su práctica.

Al salir Hyunjin lo estaba esperando con una toalla pequeña. Él se apresuró y secó sus cabellos mientras le hablaba de como tenía que verse impresionante.

— ¿Por qué impresionarla más? ella ya piensa que soy guapo.

— Ella puede cambiar esa opinión rápidamente — Hyunjin se encogió de hombros y pasó el peine sobre su cabeza repetidas veces. —. Así como la impresionaste tan rápido tu atractivo podría perder su encanto para ella.

In Love With DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora