IV.

700 44 5
                                    

Capítulo 4: El Rey de los Demonios.

-----------

No muchas veces tuvo algún tipo de jaqueca que realmente le hiciese perder la conciencia de manera tan abrupta, sin embargo, la repentina que le dio cuando solo intentó dar un paso al frente, le hizo caerse de manera repentina al suelo y de cara en donde se cayó por la caída.

¿Cómo podía caerse en una inconsciencia incompleta por una caída? Había recibido golpes más fuertes que continentes enteros, y realmente no entendía como una caída pequeña podía afectarle tanto.

En el mundo siempre había incoherencias que no podían ser explicadas. Lo único que recordaba del asunto, es que los pasos que había dado en una manera de ayudar a la mujer de nombre de Boa Hancock, habían sido muy pesados. Tan pesados que pensó que tenía a veinte montañas encima suyo.

Sin embargo, incluso si pudo recomponer su conciencia, no pudo forzar su conciencia a su cuerpo. Parecía que la conexión estaba siendo completamente bloqueada, como si el metal más resistente como fuerte de la tierra había sido puesto en la entrada a su flujo mental de control.

'¿Qué le estaba pasando?'

La advertencia extraña de sus poderes nuevos, le hicieron voltearse en un momento importuno para ver algo que no llegó a comprender.

Muchas veces estuvo dentro de su espacio mental, ya que, para poder incluso usar las habilidades de uno de sus tantos clanes de experimentación; Yamanaka, tenía que tener la habilidad de entrar a voluntad a su espacio mental.

No obstante, saber que había personas que podían sobrepasar sus defensas que eran perfectas incluso dentro de los estándares internacionales de ninjas en las naciones elementales, le hizo ponerse en una posición instintiva de defensa.

Sus sentidos se prendieron como el bombillo siendo cargado de energía por la vía de electricidad viable.

Se músculos se tensaron en la manera de preparar su cuerpo, para algún tipo de movimiento repentino.

Cada tejido se comprimió en buscar la manera más óptima de usar la fuerza bruta que aportaban, mientras que cada célula se prendió para que el cuerpo funcionase verdaderamente. Enfoco su mirada sin emociones en los intrusos a su mente.

Su ojo rinnegan pudo ver claramente la presencia bestial que cada una de las personas, que estaban claramente paradas al frente suyo en su menté. El aura amenazante salió de cada uno, haciendo que sus sentidos se prendieran con más fuerza. Fuerza que podía fácilmente.

El exoesqueleto hecho de carne de la persona de una estatura alta, de un cabello negro tan negro como la noche, con varias puntas de sus mechones largos en un color rojizo, que fácilmente eran muy similares a las propias suyas que eran de un color verde.

Cada pupila de araña de seis ojos, que él, en su perfección no pudo llegar a comprender. Comprender de cómo alguien podía llegar a tener esa cantidad de ojos. Esos seis ojos lo miraban con tanta frialdad que pensó que debajo de una de las tantas técnicas de hielo de su hermana, cuando usaba la liberación de hielo de los Yuki.

La ropa formal de un samurái estuvo en su posición original, con el propósito de cubrir la modestia del hombre que parecía tener algún tipo de familiaridad con su persona. Detalles en un color morado, mientras que algunos más pequeños en el negro, se hicieron percibir en los sentidos nuevos.

Una espada con el mango de color verde con patrones raros amarillos, como si fuesen ojos que te veían de todas partes.

Pero.... el hombre no estuvo solo.

Perfectos en la ImperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora