『 Ｍｅｒａｋｉ』【℘ơʂɛıɖóŋ】ⓢⓝⓥ

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              La maldad oculta en esa   
                   inmensa belleza.
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Su semblante permanecía pálido, sus ojos desenfocados aun demostraban shock, los recuerdos venian y se iban, mantuvo los labios apretados en tanto caminaba perdido entre las calles de Miami.

❝ Sus manos apresaban la espalda del rubio, soltó un jadeo cuando el mismo la levantó quedando de esa manera sentados, ella sobre el, sus piernas no cedieron aun ante los movimientos bruscos del adolescente, sus cuerpos encajaban sin problemas.❞

Algunas personas comenzaban a notar al chico conscientes de su estado, era obvio que todos asociaran su expresión con una tragedia.

❝Su boca recorrió el largo de su cuello erizando su piel en el proceso, sentía los senos ajenos en contacto con su torso, mientras ella tomaba control de la situación❞.

-Ay..- sus rodillas impactaron contra el pavimento cuando el chico de rubios cabellos pasó derribandola, fue una dolorosa caída.

-....- parpadeó despabilando de su ensimismamiento, centímetros atrás vio a una pequeña chica lamentando los golpes en sus piernas- Helena..- la reconoció casi de inmediato.

-Caesar..yo..-los nervios una vez más la traicionaron, agachó la cabeza no resistiendo la mirada del contrario, era la segunda vez que la miraba asi.

-...-dejó caer su mochila antes de tomar a la pelicastaña de los brazos para ayudarla a pararse, para él fue sencillo hacerlo y también pasarle sus pertenencias, todo eso en absoluto silencio.

-Eh, gracias, estoy bien..no te preocupes- fue amable y cuidadoso al levantarla, dejandole una agradable sensación a la chica, sus ojos avellana brillaron cuando volvió a tenerlo de frente- venías distraído, ¿Estas bien?- no sabia como hacerle conversación.

-...no- respondió recogiendo su mochila, la angustia no lo había abandonado, no era consciente de sus acciones- adiós.

-¡Espera!, ¡puedo..puedo ayudarte!- tuvo las agallas de sujetar el brazo del rubio- si quieres- su voz se convirtió en un débil susurro.

-...-apartó su brazo con fuerza, logrando que la chica jadeara- no puedes, no te metas- le dio la espalda dando pasos rápidos para perderse de vista.

Toparse con Helena le hizo darse cuenta lo cerca que estaba de "su casa", a solo unas calles más.

También notó que la luna se alzaba en el cielo.

❝Sus labios buscaron los del chico, al hacer contacto con ellos el intento de beso fue cortado por el mismo, quien volteó su rostro a un ángulo en el que ella no pudiera acercarse más, eso no impidió que la mujer siguiera disfrutando de su cuerpo❞.