A los chicos les tocaba jugar contra el mejor equipo de la liga.
Cuando empezaron a jugar, no lo hicieron nada mal, acabaron el cuarto ganando 18-1 5. No era mucha diferencia, pero algo es algo.
El partido continuó muy igualado, y llegaron a la mitad del partido empate!!!!!
Yo aproveche que era descanso para ir a comprar una fanta de limón. Cuando volví, todavía no habían empezado y estaban estirando un poco. A los cinco minutos se sentó a mi lado un señor ni muy joven ni muy viejo, tenía pinta de ser el padre de algún niño que jugaba.
Comenzó el partido, mi equipo animaba a los chicos como si nos fuera la vida en ello para que ganaran, porque era el último partido de la liga, y podían quedar primeros!
En el 3º cuarto perdían de 9, pero yo creía que podían ganar. Mientras el entrenador hablaba con los chicos, el señor que estaba a mi lado se me puso a preguntar muchas cosas:
- Hola, ¿cómo te llamas?
- Hola, me llamo Sara
- ¿qué haces aquí?, he visto que animas mucho a los chicos.
- Pues es que yo juego en el quipo de las chicas, y hemos jugado antes, y nos hemos quedado a animar
- Ha, vale.
- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Juan, y soy el padre de Dylan.
El padre de Dylan!!!!!!!!!!!
El partido continuo, y fue muy interesante. Al final todos creíamos que habían quedado empate, pero solo el árbitro sabía quién había ganado. Yo bajé de las gradas y espere a que llegaran todas las de mi equipo y a los chicos para irnos a comer una pizza por ahí.
Yo vi al árbitro con un papel rosa que se dirigía a los chicos, eso quería decir que habían ganado!!
Después de que el árbitro les diera el papel, vinieron hacia nosotras y nos dijeron que habían ganado 65-63, por muy poco.
Nos íbamos a ir hacia la pizzería cuando Dylan me detuvo...
