Mientras duerme 2-Sesshomaru está cachondo, pero Rin está dormida

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🌟Hola, mis estrellitas. Soy Aika, la autora, y este es una pequeña historia para la Sessrin Sipice Week, una dinámica de SessrinIsCannon en Twitter, la cual consiste en responder una serie de preguntas picantes sobre el shipp. Yo he decidido hacerlo en forma de un fanfic, así que esta historia constará de siete capítulos respondiendo cada una de las preguntas.🌟

Esta es la segunda pregunta:

Sesshomaru está cachondo, pero Rin está profundamente dormida. ¿Qué haría él?

Él jamás se atrevería a tocarla sin su consentimiento ni tampoco tiene el corazón para interrumpir el sueño de su amada, así que, deleitándose con la imagen de ella durmiendo, comienza a masturbarse a sí mismo mientras se imagina que erra es quien lo toca. ¡Ese es mi chico!

¡Comencemos!




La alarma sonó apenas dos segundos, pues fue rápidamente extinguida por la irritable mujer que lucía sus avellanados cabellos un tanto alborotados y marcas negras debajo de los ojos denotando que no había dormido nada en toda la noche.

Sesshomaru se removió en la cama, estirando sus brazos y abriendo los ojos poco a poco para acostumbrarse a la luz matutina que se colaba entre las persianas.

Había tenido un glorioso sueño, uno en el que había sometido a su esposa en uno de los almacenes de comisaría en donde solía trabajar, siendo antes policía en el tiempo en que se conocieron hacía largos años ya; hecho que ameritaba una historia aparte. 

Pero ahí la tenía, en la estrecha bodega en la que apenas y cabían dos personas entre las repisas de madera, tapándole la boca para que sus gritos no se escucharan afuera, encajándole su miembro con cierta dificultad por el reducido espacio, simplemente moviendo sus bragas de lado al no poder quitarle la ropa.

Sí... Había sido un sueño maravilloso, uno que pensaba hacer realidad en un rapidito mañanero antes de irse al trabajo, pero... Estirando sus brazos por el colchón, no encontró el cuerpo de su esposa. Extrañado se incorporó un poco sentándose en el colchón para dar un rápido vistazo a la habitación matrimonial, encontrándola por fin sentada al escritorio frente al ventanal, estirando sus brazos hacia arriba para reponerse.

Al verla sintió que su erección matutina se levantaba aún más, pero no pudo evitar fruncir el entrecejo al deducir que la chica se había quedado en vela toda la noche.

Luego de soltar el aire con un suspiro se levantó de la cama y caminó hacia ella para inclinarse y abrazarla por detrás, rodeándola entre sus brazos, queriendo absorber su cansancio si fuera posible.

–Buenos días, amor. –La saludó con voz ronca y profunda.

–Buen día, querido. –Remilgó un poco removiéndose entre el cómodo abrazo de su esposo.

–¿Qué demonios crees que haces, Taisho Rin? –La reprendió escondiendo su rostro entre los abundantes cabellos de su mujer. –Te quedaste despierta revisando la lista de destinatarios, esa no es tu tarea, es mía y de los de marketing.

–Esto tenía que quedar hoy, ya la he enviado. –Se excusó.

–Debiste pedirme que te ayudara en lugar de levantarte en medio de la noche.

–Es que no quería despertarte. –Ronroneó ladeando su cabeza un poco para darle acceso a su cuello. –Te veías tan lindo durmiendo, seguro tenías un buen sueño y no quería interrumpirlo.

–Tuve un buen sueño. –Confirmó comenzando a repartir besos en el cuello descubierto de la castaña. –Soñé contigo... Con aquellos días cuando nos escondíamos a coger en el almacén de los expedientes o en alguna celda desocupada. –Explicó pícaro bajando las manos hacia los pechos de Rin. –¿Lo recuerdas? –Inquirió estrujándolos sobre el ligero pijama, sintiendo que, como de costumbre, no usaba sujetador, lo que lo ponía más caliente todavía.

A sus órdenes, directora Taisho (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora