IRINA
Al ver que capta mi atención, se calla y permanece así durantes unos minutos en los que se dedica a contemplar mi cara, mis ojos, como si estuviese buscando algo, alguna señal, algún gesto.
-¿Y bien?¿Qué tenías pensado proponerme?-pregunto intentando que diga algo de una vez por todas.
-A ver...no sé cómo decirte sin que suene muy...-piensa en una palabra adecuada y cuando por fin la tiene vuelve a hablar poco convencido.-que no suene que tenga ningunas intenciones ni nada por el estilo. No s...
-Ve directo al grano.-sentencio y Scott toma una breve bocanada de aire.
-A ti te gusta Alan, ¿no?-estoy a punto de rechistar pero este continúa.-, y quieres llamar su atención. Pues resulta que yo me llevo bien con él, y estaba pensando que quizá pueda ayudarte a conseguir lo que quieres.
Espera, ¿me está ofreciendo... su ayuda?
- ¿Qué?-es lo primero que logro preguntar- ¿Por qué harías una cosa como tal? Debes de querer algo a cambio, o ganar algo, ¿o me equivoco?-digo incrédula y confusa.
-En eso no te equivocas. A cambio voy a necesitar que me ayudes con una cosa.-dice rascándose la nuca.
-¿Qué tipo de cosa?-pregunto entrecerrando los ojos.
El poco tiempo que llevo sabiendo de la existencia de Scott, he comprendido que es el típico fetiche de chico malo, mujeriego y que siempre quiere algo a cambio. Y teniendo en cuenta como lo ha dicho, no suena como una tarea muy fácil, o por lo menos, no convincente.
-Es complicado, pero solo te voy a contar lo que tienes que hacer...
-Lo que tendría que hacer.-le corrijo
-Sí, pero eso es lo de menos. El punto es que yo no tengo una relación muy buena con mi padre, por decirlo de alguna forma, y él es el que me paga la universidad y el alquiler de mi piso.-me informa Scott.
-Y eso me tiene que importar porque...-digo esperando que responda ante mis dudas.
Lo último que me faltaba es que mi cita, quien no es la persona que adoro en estos momentos, me cuente sus problemas.
-Porque él piensa que soy un estudiante aplicado y que no salgo de fiesta ni nada por el estilo. Mi padre cree que tengo una novia. Y ahí es donde entras. Él me ha pedido conocerla y llevo retrasando la fecha desde hace meses, y ahora que se acerca navidad no tengo excusa.
-¿Y se supone que tengo que pretender ser tu novia?-pregunto escéptica.
-Sí-sentencia
-Y, ¿por qué yo? ¿No se lo podías pedir a una de tus "amiguitas especiales"?-pregunto gesticulando ridículamente en las últimas dos palabras.
-Entiendo que comprenderás que no sería lo adecuado que me presente con una chica que no se adapta al tipo de novia que él espera y que probablemente me esté toqueteando cada vez que mi padre se gire aunque sea un milisegundo. O incluso aún peor, que lo haga en su cara.
-Le puedes decir que ha cortado contigo.-propongo.
-¿Y quedar como un chico al cual las chicas le dejan tirado? No, gracias.
-Si vas a ser tan testarudo, dile que tú has terminado con ella.
-¿Y si me pregunta por qué he terminado con ella que le digo? ¿Qué le dejé de querer? Se supone que llevo un año y medio saliendo con mi "novia", no puedo dejar de quererla así porque sí.
-Wow, si que tu mentira ha ido lejos y se la ha creído.-Me sorprende que su padre no haya sospechado nada, porque según lo que me cuenta, ha sido un largo período en el que lo podría haber visitado.- Le puedes decir que te ha engañado.
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Si supiéramos lo que el destino nos tiene preparado.
DragosteJames Scott, un joven de 20 años, es todo un mujeriego y asiste a fiestas siempre que se le presenta la oportunidad. Todas las chicas de su universidad lo admiran y lo adoran. O por lo menos eso era lo que pensaba Scott. Irina Brown, con 19 años, le...