𝐁𝐞𝐡𝐚𝐯𝐢𝐨𝐫 - Hardzzello

1/1; Serendipia

—Cuánto tiempo, pelirrojo difícil. —
se jactó el rubio

—No me hables así, Benjamin. —
respondió, irritado

Lunes, 24 de marzo de 1987.

Joe estaba aburrido en clase de biología, pasándose notas con su amigo Rami. Se contaban chistes malos o anécdotas extrañas a través de escritos, mientras que el profesor solo soltaba palabra por palabra. Todo transcurría como de costumbre, hasta que el pelirrojo comenzó a sentir cierto estremecimiento en su parte baja; sí, necesitaba orinar. Para distraerse, cogió un bolígrafo y comenzó a garabatear bocetos en su cuaderno.

Estaba haciendo un pequeño dibujo de un alien cuando oyó la sirena, anunciando que el recreo ya había comenzado.

Todos salieron casi corriendo a este, dejando al profesor con la palabra en la boca. Joe y Rami se iban ya dirigiendo al patio, cuando el ojimarrón recordó lo de su orina.

—Rami, espérame en el porche con Gwi, voy al baño un momento. —le pidió

—Allí estaremos. —accedió el pelinegro, después corriendo hacia el patio
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Tras atravesar varios de los pasillos, Joe se adentró en el aseo, luego metiéndose en una de las casillas aleatorias. Bajó su cremallera, y finalmente orinó. Al terminar, subió de nuevo esta. Luego, tiró de la cadena. Nada fuera de lo normal.

Estaba apunto de irse, cuando escuchó la puerta principal del baño abriéndose, acompañada de unos cuantos pasos acelerados que se dirigían a los cubículos. El pelirrojo simplemente se quedó allí de pie. Se quedó allí, estático, esperando a que aquel extraño sujeto terminara de hacer lo que tuviera que hacer.

Pero no pasó. Las corridas cada vez estaban más cerca suyo, hasta que, sin explicación alguna, un adolescente de su edad abrió la puerta del cubículo donde él se encontraba. No tuvo casi tiempo para verlo, pero por el poco tiempo que lo vio determinó que aquella expresión denotaba pánico. Tras mirarlo por algunos segundos de arriba a abajo, este solo amplió algo sus ojos. Poco después, cerró violentamente la puerta con pestillo y se arrojó contra el ojimarrón.

Se empujó hacia él y apretó su mano junto a sus labios, impidiéndole el habla. Joe se resistió, pues infringió varios golpes al otro sujeto, a lo que este solo respondió apretando aún más su agarre.

El pelirrojo se asustó, confuso. ¿Por qué aquel sujeto lo estaba reteniendo? Iba a intensificar su forcejeo, cuando pudo escuchar perfectamente a más de cinco personas que se dirigían corriendo al lugar, haciéndolo detenerse.

—¿Dónde mierda estás, Hardy? —vocifeó una voz ronca desde fuera

—¡Da la cara, imbécil! —gritó otro

Los de las voces se adentraron al baño, a lo que el pelirrojo cerraba los ojos con fuerza, presa del pánico. El contrario lo observaba, cuidando que este no hiciera ningún movimiento extraño, o intentara delatarlo.

—¡Muy bien! —chilló la voz ronca de antes—¿Así que así jugamos, no?

La persona en cuestión comenzó a estampar la puerta de todos los cubículos, revisando que no hubiera nadie dentro de ellos. Iba poco a poco, aumentando la tensión.

Joseph sentía ya que el corazón se le iba a salir del pecho. Apretó aún más sus párpados, mientras que sus respiraciones, excesivamente rápidas, iban al ritmo de sus latidos. Por Dios, ¿Por qué a él?

Pero, justo entonces, como una aparición divina, escucharon la voz de un monitor fuera. Había descubierto a los otros jóvenes allí, armando escándalo.