𝐁𝐞𝐡𝐚𝐯𝐢𝐨𝐫 - Hardzzello

1/6; Hogar

—Te alojarás aquí.—Le indicó.—
Es un motel barato, espero que no pensaras que iba a ser un apartamento de cinco estrellas.

—Está bien.—Respondió el rubio.—
Aparte, acabas de ayudarme a
escapar de allí.—Le sonrió.—
No podría pedirte más, Joey.

Sábado 16 de abril, 1987.

Era un sábado normal para los Mazzello; los padres trabajaban en la fábrica, la hija mayor estudiaba, el hijo menor jugaba y el hijo mediano hablaba con sus dos amigos por teléfono. Era casi por la noche, pues el Sol estaba por ponerse.

—¿Entonces..? —Preguntó Gwilym, en tono burlón.—¿Te gusta Lucy?

—Sí. Ya os he dicho que sí. —Conestó Rami, serio. Al instante, los otros dos se pusieron a hacer sonidos extraños, que señalaban felicidad y excitación.

—¡Lo sabía! —Rió Joseph.

—¿Para cuándo la boda? —Preguntó el castaño, entre risas.

En medio del festejo, el timbre de la casa de los Mazzello sonó. A los pocos segundos, la voz de la hermana se mostró, elevada.

—¡Abre tú! —Le ordenó al pelirrojo.

El ojimarrón rodó sus ojos.

—Gwi, Rami, os tengo que dejar. Alguien a llamado a la puerta, y mi hermana dice que abra. —Se despidió.

—Adiós, Joe. Ya te contaré más sobre la boda de Rami. —Rió el castaño.

—¡Cállate ya, Gwilym! —Le exclamó el ojiazul, también riendo.

—Hasta luego. —Se despidió finalmente, entrecortándose por las carcajadas.

Joe colgó el teléfono, y se dispuso a abrir la puerta. Caminó por el rústico pasillo de la casa, envuelto en pensamientos. Había poca luz, pues ya escaseaba el mediodía. Finalmente, se detuvo frente a la puerta. Apoyó su mano sobre el pomo y lo giró para conseguir abrirla. La madera se entornó y, al ver a quién cubría esta, sus labios se deformaron en una sonrisa.

Era el rubio. El pelirrojo, al segundo de verlo, fue embalado a sus brazos y se fundió en un cálido abrazo con el antes nombrado.

—Hola, Joseph. —Le saludó el rubio envuelto en el abrazo, y sonriente.

—Recordaste mi calle. —Se separó algo del ojiverde, quedando cara a cara con él, e indagando en sus esmeraldas.

—Podría ser peligroso. —Vaciló el rubio.

Los dos rieron al unísono, para luego pasar adentro del pequeño pero acogedor hogar de los Mazzello. Ben observó todo con cautela. Ya la previa entrada estaba llena de decoraciones baratas y cosas por el estilo. También había una gran fotografía enmarcada, correspondiente a la boda de la señora y el señor Mazzello.

—¿Qué te trae por aquí? —Lo interrumpió Joseph.

—No es nada. —Señaló el rubio.—
Sólo me apetecía verte.

El pelirrojo sonrió al suelo, con algo de carmesí recorriendo sus mejillas. Poco después de estar caminando en silencio, llegaron al salón. Allí estaba Zachary jugando con sus juguetes y viendo MTV.

El niño levantó su mirada, y se encontró con su hermano junto al chico del otro día. Sonrió y se levantó para correr hacia ellos dos. Tan pronto como llegó, abrazó al rubio, aunque sólo llegara a alcanzar su vientre. En respuesta, el ojiverde apoyó su mano en el cabello rojizo del niño, y lo acarició con dulzura.