Cuando La Mente Habla...

1. Cementerio

Las calles estaban solitarias y la luna casi no emitía luz. Al llegar a la calle del cementerio sentí que me tomó de la mano. Sabía que tenía miedo.

—Tranquila, no le temas a la obscuridad. —susurré y sentí como apretaba mi mano.

Al estar por finalizar la calle me apretó aún más fuerte, lo que me sorprendió ya que nunca fue tan fuerte.

—Disculpa por no venir a dejarte flores pequeña, pero mamá no me deja salir de casa tanto tiempo desde que tú falleciste. Tiene miedo al igual que tú lo tuviste. Siente que puedo asesinar a alguien más como lo hice contigo

Intenté irme nuevamente pero no me soltaba. Lo cual me estaba molestando. Siempre era así.

—Entiende que no me puedo quedar contigo. No puedo jugar ahora. —dije molesta.

Sentí como apretaba mi pierna y recordé que eso fue lo último que hizo en vida, esa fue su forma de suplicarme en que no lo hiciera.

—suspiré—. Sé que no quieres estar sola, pero tranquila, pronto estará mamá contigo y así te podrá cuidar como antes.