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Libro 2: Zoro

“grandes tetas”

Los días se habían vuelto demasiado bochornosos, quizás por el clima, quizás mi relación, ésta se había vuelto más abierta y confianzuda haciendo que casi casi vivan juntos, claramente para ellos no era molestía, para mí menos.

Creo que ya me había acostumbrado a estar con ellos que mi rechazo a tener cerca a Sanji había disminuido, pero sin llegar a cero; lamentablemente tenía que soportar sus berrinches después de enterarse que yo y _______ teníamos “encuentros” de vez en cuando sin su presencia, eso a veces lo ponía histérico, pero se terminaba desquitando.

Solía sobrepensar mucho la relación, justo como ahora, la paz terminó cuando escuché gemidos desde la cocina, era Sanji molesto.

Salí de la habitación caminando hasta dicho espacio, Sanji tomaba por las caderas a _______ dándole por detrás, era difícil negar que con tanto contacto ambos me llegaban a exitar, así que mi sonrojo no se pudo ocultar al estar frente a ellos.

La muchacha me miró con los ojos llorosos, muy apenas podía girar su rostro ya que el rubio la tenía sujeta de la mandíbula.

— Sanji... — Se inclinó hacia adelante mientras temblaba, ya iba a terminar.

Claro que el contrario lo sabía, así que se dejó de mover y salió de ella, con su maldita sonrisa sádica que a decir verdad, me comenzaba a gustar.

— Los dos son unos malditos cachondos, traicioneros y groseros — Tomó a la más baja del brazo sin dejarla recuperarse, mientras avanzaba me tomó de la muñeca llevándome de vuelta a la habitación donde nos tiró a ambos a la cama, claramente a mí muy apenas me empujó, era mucho más flaco que yo.

Ví como este se alejaba hacía el armario comenzando a buscar entre cajas y bolsas hasta detenerse y mirar lo que tenía en manos, una bolsa negra que se veía doblada por tantas cosas que tenía dentro; juguetes sexuales.

Se acercó a la cama donde estábamos ambos, _______ apenas se había recuperado mientras le daba caricias en los muslos, Sanji se puso colorado de los celos y me dió un manazo haciendo que quite mi mano de la muchacha.

— Creo que esto te gustará, mi amor — Comentó acariciando el trasero de _______ antes de soltarle una nalgada que resonó en toda la habitación — Se que eres muchísimo más fetichista que yo.

El rubio sacó cuerdas, esposas y una vela.

— Quítate la ropa — Dijo mirándome, me puse de pie y quite mi playera junto con mis shorts — Toda, imbécil.

Cuando quité mi ropa interior mi miembro salió disparado, haciendo que el rubio cierre los ojos, el silencio hizo muy audible como tragó saliva, claro que también delataba sus ganas el sonrojo que apareció en sus mejillas.

— ¿Que harás ahora? — Dijo la joven.

— Quietos y de espalda — Ambos nos giramos quedando de rodillas sobre la cama.

Sanji se acercó a mi comenzando a acomodar una de las cuerdas, la enredaba por todo mi cuerpo dejando espacios en mi pecho, mi trasero y mi miembro, parecía algún tipo de bordado elegante, tomó mis manos y las amarró por mi espalda baja; sus manos me hicieron girarme y recostarme, quedando demasiado expuesto, era vergonzoso ver la cara de emoción y sueño realizado de _______.

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