9

12 2 0
                                    

"¿Un Felices para Siempre?"

Alec.

—Es una broma, ¿No es cierto? Dime que sí porque, de verdad quiero creer que todo hace parte de una increíble broma -no dijo nada, ¿Por qué no decía nada?—. Bueno, traté de mantener el control y la paz aquí, voy a matarlo.

—Oye, espera, no puedes simplemente decir eso e irte hacer quién sabe que, es Pablo de quien hablamos, ¿Recuerdas? —estaba igual de preocupado que yo pero, no podía hacer nada, yo sí.

—Y te recuerdo, amada mía, que yo soy Alekey Fisher, y no hay nada que yo no pueda hacer. Y más si tú estás en medio de todo —vi como se le aguaban los ojos y no pude resistir más—. Créeme que lo ultimo que querría, sería hacerte daño y no me pidas que me calme cuando eres tú la que saldría lastimada con todo esto, porque no hay nada que me duela más que ver cómo te hacen daño, lo cual es algo que no permitiré, no mientras yo viva.

Bueno, eso fue más convincente y tampoco es que no fuera cierto, me había pasado la vida protegiéndola de todo y de todos, no iba a permitir que alguien que no fuera yo le pusiera una mano encima.

—Bueno...Si eso es lo que quieres, tendremos que planearlo bien, no pueden haber errores ni segundas oportunidades, sólo hay una opción para Pablo, y es la muerte súbita. No volverá a molestarnos ni a meterse en nuestro camino nunca más —la vi levantarse de su asiento y reclinarse hacia mí para besarme, fue un beso lento pero que decía más que mil palabras—. Tendremos nuestro propio final feliz sin una tragedia al final.

Ojalá hubiese podido predecir lo que pasó después.

Una explosión. Las ventanas. Las puertas. Las paredes y puros de la casa. Todas y cada una de ellas cayéndose poco a poco.

En mi cabeza sólo había un pensamiento, Lizzie. Así que actúe rápido.

—Lizzie, ¡Vamos!. Debajo de la mesa. ¡Corre!

—Alec, ¡Espera! Mi pierna.

¡¿QUÉ?! Cómo que pierna, no entendía nada, hasta que lo vi. Una estatua había caído justamente en la pierna de Lizzie, su rostro estaba lleno de lágrimas y sus pulmones se estaban empezando a tapar por los restos de la explosión, pero no iba a dejar que se quedara ahí, antes me moría yo.

Levanté la estatua lo más rápido y cuidadoso que pude y la cargué en mis brazos, crucé la sala, o lo que quedaba de ella y la subí a uno de los autos que estaban en el garaje, lo encendí y anduve lo más rápido que pude, vi de lejos como se destruía la mansión en donde nos habíamos conocido y habíamos compartido tantos momentos juntos, los cuales después de esto nunca iba a poder recuperar pero bueno, me concentré en llevarla lo más lejos que podía, más exactos a la cabaña de refugio que teníamos unos cuantos kilómetros al sur.

Antes, pasé por una tienda a autoservicio y compré algunas cosas para poder curarle la herida de la pierna, ya que estaba bastante maltratada por la estatua. También me aseguré de comprar comida y productos del diario, no sabía cuánto tiempo estaríamos en la cabaña o si tenía lo necesario para sobrevivir unos cuantos días más, así que mejor prevenir que lamentar.

Conseguí algo de ropa, productos de aseo, papas, dulces, bebidas y hasta un pote de helado. Esto no iba a ponerse más fácil a medida que pasara el tiempo, así que debíamos de ser precavidos para no llamar mucho la atención de las personas a nuestro alrededor.

Lizzie.

Me desperté en lo que parecía una...¿cabaña? Bueno, eso es nuevo. Pero ese no era el caso, ¿Qué había pasado en ma mansión? Después de la explosión no recuerdo muchas cosas, solo Alec gritando y corriendo por todo el lugar como una niñita, sí una niña asustada, eso era lo que parecía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fuimos Nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora