𝐶𝑎𝑠𝑢𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑉

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Capítulo V: Enfrentamiento casual con la ex

「Capítulo V: Enfrentamiento casual con la ex」

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—Que frío —dijo ____ con voz temblorosa

Se apresuró a abrir la puerta del edificio queriendo entrar a la recepción que contaba con una chimenea encendida y calientita. Frotó sus manos con los guantes puestos entrando en calor, se quitó el gorro sacudiendo la nieve que tenía y limpió la suela de sus botas sobre el tapete de entrada.

—Buenas noches, señorita —el recepcionista la saludó amablemente

—Buenas noches —respondió. Fue a su buzón a recoger las pocas cartas que tenía, aprovechando revisó el de Levi, algunas veces le pedía que recogiera el correo por él ya que llegaba tarde del trabajo y lo olvidaba por completo—. Que pase buena noche. Si sale tenga cuidado con la nieve

—Lo tendré, gracias

____ subió por el elevador, aguardó a que llegara a su piso leyendo las cartas. Las puertas se abrieron dejándola salir mientras seguía pasando una carta tras otra, separó las del azabache poniéndolas al frente y las suyas detrás. Cuando finalmente puso atención al camino logró ver a una chica con abrigo rojo llamando insistentemente a la puerta de Levi.

«—¿Quién será? —se cuestionó observándola»

Avanzó como si nada fingiendo que la situación no le importaba, aunque no despegó la mirada de esa extraña mujer que parecía más enojada con cada golpe que daba. ____ introdujo la llave en su puerta, abrió despacio y antes de entrar se vio interrumpida por una pregunta.

—¿Sabes dónde está el chico que vive aquí? —cuestionó impaciente

«—Que tal, buenas noches, podría hacerte una pregunta —pensó con burla resultándole grosero que simplemente preguntara así»

—¿Parezco el guardia de seguridad? —contestó seria—. Si no te abren eso significa que no está, o quizá si pero no quiere abrir. Yo tomaría eso como una clara invitación a irte —cerró la puerta con fuerza

____ arrojó las cartas sobre la barra de granito, esparciéndolas como naipes. Retiró su bolsa cruzada, la recargó en uno de los bancos y rebuscó en ella su celular.

Claro que sabía donde estaba Levi y claro que no se lo diría a una desconocida.

Eran las siete veinticinco de la tarde, lo que significaba que estaba a cinco minutos de salir del trabajo. Se apresuró a desbloquear el celular, entrar al chat de Levi y enviarle un mensaje urgente.

¿Dónde estás?
7:25 p.m.

Aguardo varios minutos que le parecieron una eternidad. Aprovechó para asomarse por la ranura de la puerta encontrándose con que la chica seguía ahí parada, revisando su teléfono.

𝑪𝒂𝒔𝒖𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora