Aquella mañana iba a testificar Marcus Cole, un grave problema para la señora Baker y el caso de Hannah. Pero Megan prefirió no pensar en aquello e ir a desayunar con Zach y Alex que la esperaban en una mesa del comedor. Se conocieron en la clase de literatura y la invitaron a quedarse con ella hasta que Clay llegara de su clase.
— Buenos días.— saludó ella con aparente alegría mientras se sentaba junto a Alex.
— Odio tu positivismo.—
— Buenos días.— saludó Zach con la misma alegría.
— ¿No os gusta estar con vuestros amigos sanos?.— interrogó Alex tan antipático como de costumbre, entonces vieron que observaba al equipo de béisbol. Ella no tenía nada que ver con ellos, ni siquiera la conocían, pero Zach debía llevarse bien con ellos.
— Me gustan mis amigos no sanos.— indicó el de rasgos asiáticos, intentando aligerar el ambiente.
— Ya, bueno... ¿qué tal ha ido el juicio? ¿sabéis algo?.— Standall cambió el tema de conversación sin disimulo.
— Bueno... aún no sé nada, solo que testifico la semana que viene.— a Megan la habían citado para declarar la semana entrante, aunque llevaba poco tiempo aparecía en las cintas y, para colmo, era una de las mejores amigas de Hannah, se conocieron a los trece años, cuando Megan se mudó donde vivía Hannah antes de llegar allí. Su suicidio la afectó a tal punto que tuvo que volver al pueblo para poder estar con Clay, en un tiempo llegaría su madre.
— ¿Te sientes preparada?.— ninguno de los dos sabía muy bien qué decir.
— Era mi mejor amiga... se lo debo.— ambos asintieron entendiendo la necesidad de ganar el caso por Hannah, para que su voz no se apagara como otras. Entonces a Standall se le cayó su botella de zumo de naranja, derramándose por todas partes y dejándolo en un trance de largos segundos. Meg movió levemente su brazo hasta que reaccionó.
— Creo que casi he recordado...— indicó en un susurro, Blake apretó su mano con dulzura y después de eso se fueron a la clase de biología, sin querer darle más vueltas al asunto de su intento de suicidio.
— Ven a mi casillero.— Clay.
Megan cogió sus cosas y salió corriendo por los pasillos ya vacíos, hasta Jensen.
— ¿Es Justin? ¿Está bien?.— este asintió rápidamente y la cogió por los hombros intentando tranquilizarla.
— Si, está bien. Es que... he encontrado esto...— era una Polaroid de Bryce encima de una chica, sin pantalones, era grotesco y asqueroso, tanto que Megan sintió náuseas.
"él no va a parar".
— ¿Quién te la ha dado?.— interrogó cuando pudo controlar sus arcadas.
— La encontré en mi casillero.— pasaron unos largos segundos hasta que volvió a hablar. — Vamos, Sheri no contesta y no quiero a un yonqui muerto en mi casa.— ella asintió y salieron rápidamente hacia el coche del peli negro. El viaje fue silencioso, Megan imaginaba cientos de escenarios a la vez. Justin estaba perfectamente, Justin estaba muerto, Justin se ha dado a la fuga, Justin ha vomitado todo. Y cada una era más coherente a medida que llegaban a casa. Subieron corriendo las escaleras y abrieron de golpe encontrándose a Justin contorsionado durmiendo en el sillón y a Sheri leyendo un comic.
— Dijiste que escribirías cada hora.— reclamó Megan dejando la mochila en el suelo y Clay imitó la acción.
— Mierda, lo siento. Es que estos cómics tienen un punto... sexy.— entonces vieron una caja de condones encima del escritorio y Megan no pudo evitar una sonrisita burlona, Jensen se apresuró en guardarla nuevamente en su cajón.
— Estriados y punteados... Sky tiene mucha suerte.— comentó Sheri con una nota de nostalgia por lo que pudo llegar a tener con él.
— Tenía.— ese fue Jensen, recordando cómo habían terminado las cosas, información que ni siquiera Megan sabía.
— Se ha ido, ha salido huyendo.— Foley se estiró adormilado, con una risa burlona.
— ¿Y tú qué coño sabes?.— Megan se acomodó junto a Justin para tomarle la temperatura, pero el otro se incorporó rápidamente al escuchar a Clay.
— ¿Que qué se? ¡Tío, soy un puto experto en hui... ah!.— un gritó desgarrador salió de sus labios, asustando a todos menos a Sheri.
— Tiene calambres estomacales, tendréis que encargaros vosotros. Tengo que volver a casa después de clases.— explicó recogiendo su mochila.— Y que se hidrate mucho porque va a tener fiebre. Dirá muchas gilipolleces pero que no os afecte, está sufriendo mucho.— ambos asintieron.
— Bien, gracias.— y sin más, se retiró.
— ¿Has hablado con Jessica?.— podían notar la esperanza de Justin en su voz.
— Si, se alegra de que hayas vuelto.— Megan no estaba muy segura de aquella respuesta, pero prefirió esperar para saber la verdad. Y Clay solo improvisaba sobre la marcha, debía pensar muy bien cómo decirle a Jess que Justin había vuelto.
— Oye, lo haremos.— se acomodó hasta quedar sentado. — Vamos a hundir a Bryce.— los tres asintieron, no muy seguros de cómo pero sí de que lo conseguirían. Y el vómito explosivo de Foley los sorprendió, sobre todo porque cayó en las zapatillas de Jensen.
— Dentro de entre 72 y 96 horas.—
(...)
La tarde pasó a duras penas, lo bueno fue que los padres de Clay no volverían hasta entrada la noche, por lo que tenían libertad total para moverse por casa. Como había indicado Sheri, la temperatura de Justin ascendió hasta los 39º C, preocupando a los otros dos restantes. Lo único que sabían acerca de cómo tratar la fiebre era tomar Ibuprofeno y poner toallas húmedas por el cuerpo, aunque hubieron inconvenientes; no podían darle más droga si estaban intentando quitársela, y ponerle toallas mojadas fue toda una lucha, ya que el afiebrado estaba congelado a pesar de su temperatura y se negó varias veces a ponerse las toallas por el cuerpo, pero accedió después de las súplicas de la pelirroja, a las cuales Justin no podía resistirse.
— Ven a casa, por favor.— Alex.
Aquel mensaje asustó demasiado a Megan, por los rasgos suicidas de Alex.
— Clay, cuida de Justin, cambia las toallas cada treinta minutos, no vuelvo tarde.— se levantó rápidamente y salió casi corriendo sin dar más explicaciones.
Lo bueno era que estaba a pocas calles de distancia y no tardó más de cinco minutos en llegar. Tuvo que entrar por la ventana -agradeció que fuera la planta baja- y ahí se encontró a Alex tirado en el suelo, llorando a mares entre escombros, supuso que había tirado cosas por rabia. Se sentó junto a él sin comprender nada y lo acurrucó entre sus brazos, sin decir una sola palabra. No había nada que decir, se conocían por las cintas, aquello los había unido, y ahora se estaban convirtiendo en amigos.
— Ayúdame a tumbarme, por favor.— le ayudó a meterse en la cama, y se recostó un rato a su lado. Dejó que el castaño reposara su cabeza en su hombro, que intentaba buscar un poco de paz en la pelirroja. Y ella solo se limitó a acariciar su cabello.
— Meg, te necesito aquí con Justin.— Clay.
¿Qué debía hacer? ¿Ir con Justin, su antiguo mejor amigo? ¿O quedarse con Alex que de verdad la necesitaba? Qué hacer, ese era el dilema.
— Alex me necesita, Justin te tiene a ti.— Megan.
— Justin te quiere a ti, está harto de mi.— Clay.
¿Qué hacer? Ambos chicos la necesitaban, uno estaba muriendo en fiebre y dolores, y el otro estaba muriendo de miedo y ansiedad... ¿Qué hacer?
— Dame media hora.— Megan.
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ᴀᴅᴅɪᴄᴛɪᴏɴ ➳ Justın Foleч
Fanfic[comienzo en la 2ª temporada] Todo comenzó con el suicidio de Hannah Baker. Después vino el juicio... Lo que no sabían, es que todo eso solo era el principio del fin. Ni Megan ni Justin estaban preparados para lo que se avecinaba. Una tormenta de em...