Tae es un Omega del clan Kim de osos pardos, que fue secuestrado al salir de su colegio.
-Déjame ir, por favor.
-¿Acaso te di permiso de hablar?
-Lo siento, señor Kim.
-Te di una orden, ahora obedece y come.
Ꮚ Aclaraciones Ꮚ
(☞ ͡° ͜ʖ ͡°)☞ Jin Alf...
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-Vas a estar aquí, revoco tu derecho de tener una habitación cómoda, nadie te traerá comida, hasta que entiendas y acates mi orden de que no puedes dejar nunca ésta mansión- ordenó SeokJin con voz de mando, lanzando el cuerpo de Taehyung al interior de una habitación oscura y mucho más pequeña, sin ventanas, sólo una pequeña puerta era la única entrada al lugar.
-¡No puedes tenerme cautivo para siempre! ¡Seguiré luchando por escapar!- chilló Taehyung con la voz entrecortada, desde que pasó su celo, habían pasado cinco días.
Días en los cuales se empeñó en intentar escapar cada momento que tuvo oportunidad, después de esa noche que fue tacleado en el césped y el Alfa sólo le dio más nalgadas de castigo, pero no hizo nada de lo que el Omega pensó.
Entonces el miedo en Taehyung, de ser asesinado o violado, descendió rápidamente pues ese gran Alfa sólo lo castigaba con limitaciones de comida o una que otra nalgada. Más de eso, no había y se dijo a sí mismo que podía aguantar cualquier castigo que se le impusiera, pero no dejaría nunca de luchar por su libertad.
-No me retes, mocoso. Que puedo doblegarte cuando me de la gana. No pruebes mi paciencia- respondió tajante y se fue cerrando la puerta con llave.
Taehyung se lanzó a la pequeña cama de metal, pataleando por la impotencia que sentía. Ya estaba más de una semana allí y no había logrado ni asomar su nariz fuera de esa mansión.
Siempre que creía lo estaba logrando, aparecía ese energúmeno con esa mirada arrogante y llena de burla plasmada en su pulcro rostro, porque siempre frenaba sus intentos de escape.
Condenado Alfa, no cederé. Debo ir donde mis papás, éste no es mi lugar.
Taehyung a pesar de todo, seguía teniendo esperanzas. Esperanzas que pronto se terminarían.
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-¡Park!- llamó al Omega que estaba afanado con sus labores en la cocina.
-Si, amo Kim- respondió rápidamente, dejando todo y apareciendo al lado del dueño de la mansión.
-Te prohíbo que lleves algo de comer al mocoso rebelde- ordenó con la voz más afilada que nunca.
Jimin tembló en sus pantalones, no le gustaba sentir al Alfa tan enojado.
