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Taehyung se quedó pasmado en cuanto escuchó la noticia, no podía creerlo

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Taehyung se quedó pasmado en cuanto escuchó la noticia, no podía creerlo. Era indignante, además de ser secuestrado, ahora tenía que trabajar para el estúpido Alfa.

SeokJin al ver a Taehyung congelado, con la mirada asombrada y a la vez perdida, sintió que su paciencia se esfumaba. Y es que ese mocoso lo sacaba tan fácil de sus casillas, que no se reconocía a sí mismo. Esos ojos mieles desorientados, estaban haciendo estragos con su cordura.

—Empieza haciendo algo de comer, que muero de hambre— ordenó, controlando las ganas que tenía de hacer algo más que sólo comer.

Taehyung seguía incrédulo, maldiciendo su suerte. Además que, nunca había aprendido a cocinar como debía ser, ya que su madre lo había mimado demasiado y cuando se lastimaba con el cuchillo; le daba mimos y le decía que ella terminaría las labores. Que ya tendrían tiempo para que Taehyung aprenda lo básico para sobrevivir, ya que no sabían si realmente sería un Omega.

El sólo recuerdo le hizo soltar una lágrima, porque lo que menos tuvo fue tiempo. Ya no estaba con su familia, ya no había lecciones de limpieza, de cocina o de costura. Mucho menos de pelea de cuerpo a cuerpo, como le decía su papá.

SeokJin perdió la paciencia, soltó un bufido y se cargó al Omega en el hombro.

Nuevamente, se sorprendió que no haya reclamo alguno, ni verbal ni físico. El Omega parecía estar en un tipo de trance, lo que desesperó más a SeokJin.

Al llegar a su cocina privada, bajó a Taehyung, percatándose que esos bellos ojos mieles, estaban cubiertos de lágrimas.

—Prepara la cena, vuelvo en una hora y espero esté todo listo— ladró la orden y salió de la pulcra cocina, que para sorpresa de Taehyung, también era de color negro como el cuarto de baño.

Ahí fue cuando por fin salió de su trance, reconociendo el gran lugar. Se veía mucho más fino que la otra cocina, aunque no era tan grande y éste contaba con un pequeño comedor al centro y no era del estilo americano, como el otro.

Resignado de su suerte, y porque realmente moría de hambre, se acercó al refrigerador en busca de algún bocadillo que pudiera consumir inmediatamente y así conseguir las energías que su cuerpo le demandaba.

Grande fue su sorpresa al encontrar el refrigerador totalmente ordenado, lleno de comida. Había un piso sólo de lácteos, otro de todo tipo de jugos, otro de una gran variedad de frutas, y el último lleno de diferentes pastelitos pequeños. En las gavetas de abajo, había gran variedad de verduras, insumos de todo tipo para preparar cualquier platillo. Y eso que sólo había abierto una de las puertas del refrigerador.

En la segunda puerta había carne, mucha carne; de todo tipo. Nunca había visto tanta cantidad de carne.

Su familia no era vegetariana, en absoluto. Pero ellos consumían más pescado, que otras carnes. Además de siempre tener miel a disposición, pues era el acompañante a todos sus platillos.

💲Ꮚ VENDIDO Ꮚ💲JinTae 💲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora