Sanji cortó por quinta vez el trozo de carne frente a él. Los movimientos de sus manos solo eran automáticos, mientras su mente se hallaba más lejos que Ratfel.
Y no era porque él quisiese sino por los síntomas empezaban a ser estragos en su sistema nervioso.
Conocía todo de él como para saber que lo que sostenía no era normal, y decirle a sus queridos nakamas era algo que no tenía planeado hasta cerciorarse sobre su salud.
Incluso después de hacer el viaje a la isla gyojin, Sanji cree que los síntomas persisten. El sangrado por la nariz continua a momento de darle rienda suelta a su imaginación. Pero, no con cualquiera, ni siquiera por las dos mujeres que habitaban en el barco, nada de eso, sino por el chico que tenía como capitán.
Sanji deja el cigarro de lado, para poder suspirar. Caricia sus rubios cabellos con frustración, queriendo creer que esta aun cuerdo y no lo suficiente golpeado como para hacer ese tipo de cosas.
Se concentra todo lo que puede en preparar el almuerzo de sus amigos, en donde la carne no puede faltar, uno de los principales manjares que Luffy amaba y que él complacía dándole en gran cantidad. Después de todo ese era el trabajo que amaba hacer.
No observarlo, no detallar el brillo grasoso que quedaba en los labios de su capitán, ni siquiera en como cierto grandes ojos azabaches se iluminaban al disfrutar el sabor.
Incluso puede sentir como su corazón aumentaba de frecuencia al ser el centro de atención de aquellos juguetones e inocentes ojos. El grito de su nombre, una sonrisa adorable y satisfecho, fue lo suficiente para hacer sonrojar y sonreír.
Se alejó un momento de la mesa con la intención de buscar algo. Por lo que se dio la libertad sorprenderse al abrir la nevera. Tapó su rostro con su mano, tratando de calmar golpes de emoción extrañas e incluso el escalofrió de su piel.
-Esto es grave -balbuceó Sanji, mientras se recomponía y regresaba a su habitual expresión de calma en el comedor, con el pensar solamente en servirles el vino a sus chicas. Sin dejar el tono seductor y coqueto al llamarlas e interactuar con ellas.
Escuchó a Zoro quejarse por ser un pervertido, la pequeñas risas de Chopper acompañado de Usopp y la habitual música que tocaba Brook para ambientar el almuerzo. Todo tan natural. Como me gusta.
-Sanji-kun, ¿Eso para quién es? -escuchó la calmada voz de Nami preguntando por algo que señala en sus manos. A lo que él siguió su dedo, notando jugo de naranja en su mano izquierda, el cual sostenía con fuerza.
-Para Luffy, toma -extendió, el vaso ya servido, para luego encender otra cigarro. Ignorando por completo las miradas que sus nakamas le dirigían. Solo pudo concentrarse en la animada sonrisa de Luffy, al tomar aquel jugo, tan lento disfrutando del sabor.
Miró hacia el otro lado cuando Robin arqueó su ceja sin dejar de sonreír.
-¡Gracias, Sanji! ¡Esta delicioso! -Lo escuchó decir. A lo que asintió sin dejar de sonreír. Era lo que quería escuchar.
Recogió todo, y regresó a su mejor refugio. Cuando cerró la puerta detrás de èl, cayó de rodillas mientras la sangre corrió por su nariz.
-Maldita sea, lo sabía... -balbuceó.
Había una cura.
Y no la quería usar.
No.
No estaba listo.
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Sintomas; SanLu
FanfictionDesde que el reencuentro en Sabaody, Sanji se ha sentido raro. Él supone que es por la experiencia vivida en Momoiro, el ver chicas lindas y apreciar sus sugerentes atributos. ¡Ese es su paraíso! Pero... también sus pensamientos lo empiezan a traici...