Morí... Pero... ¡¿Reencarne En La Hermana Menor De Kagome Higurashi?!

Capítulo 1

Oscuridad... era en lo que estaba rodeada en esos momentos... no lo entendía ¿Esto... es lo que sigue después de la muerte? Me encontraba sin palabras, no veía ni sentía nada, ni siquiera sabía si tenía los ojos abiertos o no, mis extremidades.... Bueno si las estaba moviendo o no... ni estaba segura, quizás estaba en el limbo y me tocaba esperar mi turno para tener mi juicio y decidir si me tocaba ir al cielo o al infierno, viendo que todavía poseo mi conciencia... puede ser así ¿Las almas hacen cola o fila para esto? Mi mente comenzó a divagar en esa posibilidad... pero al ver... o mejor dicho, no ver nada a mí alrededor, la descarte de inmediato.

¿Ahora qué hago? ¿¡No me quedare por siempre aquí verdad!? Sentí un miedo crecer en mi pecho, no, no, no, no... eso no me puede pasar... si lo sé no soy ninguna santa, pero tampoco soy una diabla... jamás le hice ni le desee el mal a nadie ni me copie en los exámenes parciales, fui muy justa en mis decisiones y en mi vida, como estudiante y persona. Supe escoger a mis amistades y con quien convivir... si era verdad, mucha gente llegaba y me mandaban a la mierda, y yo... muy posiblemente les llegue a insultar, pero solo lo hice porque lograron sacarme de mis casillas, no fue a propósito.

Me comencé a desesperar... ¿Qué me iba a suceder?, ¿será que ofendí a alguien y esa persona deseo que el día de mi muerte me quedara atrapada en esta oscuridad por la eternidad sin llegar a ver la luz del día? Bueno... es cierto ya estoy muerta, ¡pero sigo consiente!, ¡¡¿¿NO HABÍAN DICHO QUE AL MORIR NI SIGUIERA TENDRÍAS PENSAMIENTOS O SENSACIONES??!! ¡¿QUIEN RAYOS FUE EL O LA IDIOTA QUE DIJO ESA TONTERÍA?! ¡ATRAIGANMELA Y PONGANMELA EN FRENTE PARA GOLPEARLE EL ROSTRO MIL VECES!

(Mientras tanto en otro lugar... un profesor y una profesora que estaban explicando el ciclo de la vida y de la muerte de todo ser vivo a sus estudiantes universitarios de la nada sintieron un escalofrío recorrer les su columna vertebral, su alrededor se sintió más frío de lo normal, como si descendieran varios grados bajo cero... el rostro de los dos se torno de un blanco cadáver, se miraron el uno al otro con temor, al conectar miradas... tuvieron el mismo pensamiento: "¿A quién ofendiste?". Ambos docentes se olvidaron por un momento que seguían en clase y comenzaron a revisar sin demora sus rostros, la mujer saco un espejo de su bolso y miro su cara con susto, mientras que el hombre se acerco a la ventana del salón. Los dos estaban sudando frío, sintieron como si alguien tuviera ganas de romperles la cara y los huesos... lo cual es cierto, pero no lo sabían. Mientras que los alumnos... solo compartieron una opinión en común: "¿Ya están locos?")

Sentía ira... mucha ira, quizás cólera sea la palabra más adecuada, pero presentía que en cualquier momento iba a sacar humo por mi cabeza.... Pasaron horas, minutos o segundos, la verdad no sé, pero después de cierto tiempo conseguí calmarme, ya no servía de nada quejarme, no podía hacer nada, literalmente, pero al menos pude desahogarme... no como acostumbró pero ya es algo.

No puedo saber en qué momento, pero comencé a pensar en mi vida... creo que esto le pasaría a cualquiera que esté en mi situación, imaginen se, no sentir tu propio cuerpo, no poder moverte para nada... pero que aun conserves tu conciencia, sentimientos, emociones y pensamientos... te deja sin hacer nada más. ¿Cómo estará Ana...?¿Los libros lograrían salvarse...? ¿Y... las cartas? ¿Esa persona... la recibiría?, tenía pocas esperanzas de que lograran salvarse... pero aun quiero tenerla, deseo que Ana y... él, las recibieran, y supieran todas las palabras que nunca tuve el valor de decirles de frente, quiero creer... aunque parezca imposible. Lo único que puedo decir es que no me arrepiento de nada, ya que si las cartas lograron salvarse de la explosión, ellos de seguro las recibirán y sabrán todo... lo que me llena de alivio, siento que puedo irme en paz al estar segura de eso... de que mi alma puede descansar... aunque no niego mi tristeza de dejar a Ana, me duele dejarla... pero esto era algo que yo no podía controlar, la muerte llega cuando menos la esperas, y de verdad... tiene toda la razón, lo único que puedo hacer... era rezar por su felicidad, no quería que ella estuviera devastada, pero se a la perfección que el dolor de perder a alguien no se pasaría de la noche a la mañana... solo podía.