Separados por el limbo. [Wigetta]

Capitulo 5. Puertas.

Guillermo fue lo más rápido que pudo al Limbo por que ahí se encuentran las dos puertas cada una custodiada por un guardián. Una de esas puertas te lleva al Paraíso de la que provenía Guillermo y custodiada por Miguel Ángel y la otra puerta que te lleva al Castigo Eterno custodiada por Rubén. Esas dos puertas se encontraban paralela a la otra y con sus Guardianes enfrente de su correspondiente y justo al lado de esas puertas se encontraban los juzgados y los despachos de los dos jefes: el jefe del Paraíso que era el despacho de Borja y la jefa del Castigo Eterno que era el de Lana.

Guillermo se acerco a Rubén quien estaba reposado en el marco de la puerta y con la mirada perdida, seguramente estaría hundido en sus pensamientos.

-Oye Rubén ¿podrías hacerme un favor?- dijo Guillermo tímidamente.

-Tu dirás.- dijo Rubén haciendo un gesto para que Guillermo prosiguiera.

-¿Me dejarías entrar?- pregunto Guillermo.

-No.- dijo tajante Rubén -Borja me ha ordenado expresamente que no te deje pasar.-

-Por favor.- intento convencer Guillermo pero este seguía negándose. Puso las manos juntas en forma de suplica -Rubén déjame pasar, vamos somos amigos, por favor.- suplico Guillermo.

-No puedo, lo siento.- dijo Rubén apoyando la mano en la espalda de Guillermo en muestra de condolecía.

Guillermo empezó a llorar y pedir de rodillas a Rubén que de dejara pasar de todas las maneras. Insistió durante mucho tiempo hasta que su paciencia se gasto.

-No sabes lo que es esto ¿verdad?- dijo Guillermo desafiante- Estar frutado y ver como jamás vas a poder estar con la persona que más amas, saber que lo torturan, saber que puedes hacer algo al respecto pero que no te dejen.Tu no tienes un amor imposible que quieres con toda tu fuerza que se haga realidad. Tu no sabes lo que es eso...- dijo esto rendido se levantó y se dirigió a la puerta del paraíso pero Miguel se interpuso.

-No, no lo sabe, pero yo si.- interrumpió Miguel Ángel quien estaba atento a la conversación entre Rubén y Guillermo. -Rubén, déjale pasar anda.- susurro Miguel. Guillermo presenciaba expectante aquella escena mientras por dentro deseaba que Rubén cediera.

-Pero no puedo. Si me pilla me mata.- dijo Rubén inclinando la cabeza hacia las puertas de los despachos.

-Piénsalo así, ya estas muerto ¿no? solo déjale entrar, por mi. No pasara nada.- dijo Miguel intentando convencerlo. Rubén se quedo pensando en silencio con la mirada fija en Miguel.

-Esta bien pero si preguntan te has colado tu.- dijo Rubén haciéndose a un lado para dejar vía libre a Guillermo.

-Gracias.- dijo Guillermo mientras se adentraba a toda prisa en el Castigo Eterno.

Miguel se acerco a Rubén.

-Gracias. Eres un amor.-dijo Miguel.

-Oye y eso que has dicho antes ¿por quien iba?- pregunto Rubén haciendo referencia a su conversación con Guillermo.

-Digamos que todos los días veo a la persona que amo enfrente mio y jamas he tenido el atrevimiento de decírselo.-

-Sabes a mi también me pasa. - dijo Rubén guiñando un ojo y con una sonrisa que cubría su cara y ambos acercaron sus rostros cerrando los ojos hasta que el ruido de la puerta de Borja abriéndose hizo que los dos volvieran a su posición original cada uno custodiando su puerta, entonces Borja se asomo por la puerta como buscando el autor de algún ruido, al no obtener más información volvió a su despacho y junto al ruido de la puerta cerrándose se pudo oír el suspiro de los dos Guardianes que permanecían nerviosos por ser descubiertos.

Por otro lado Guillermo se adentro al Castigo Eterno. Era todo horrible a todos llevados ahí los trataban como esclavos y en su cabeza solo rondaba una misma pregunta todo el rato ¿donde estará Samuel? no podía ni imaginar lo que estaría sufriendo. Estuvo un tiempo eterno buscando por todas partes hasta que lo vio. Estaba todo sudado y ensangrentadas sus manos con las que sujetaba un pico que utilizaba para romper una piedra que estaba enfrente suyo tal y como lo hacían lo de su alrededor.

Guillermo estaba horrorizado por la imagen.