°1°

65 13 1
                                    


La primera vez que Bang Yedam volvió a ver a Doyoung fue en los pasillos de la universidad, no estaba en sus planes y menos se esperaba que pasara, ya eran dos años de los cuales asistía allí y nunca se permitió tener al menos el mínimo cuestionamiento de si el menor estaría en ese lugar en algún momento. De tantas universidades en corea ¿Por qué iría a esa?

Cuando Yedam llego a Seúl a sus 20 años, aún conservaba la esperanza de encontrarse con él, no sabía porque el persistir de su insistencia, pero esta fue desvaneciéndose a medida que a los meses cambiaban y su decepción crecía.

Cuando Kim abandono Australia, el rubio trato de meterse en la cabeza, costase lo que fuera, que aquello solo fue un romance simple, que solo le había gustado o atraído de alguna forma Doyoung, pero cuando se dio cuenta cada vez lo extrañaba más, que cada vez salía más a la luz recuerdos dolorosos cuando iban a algún lugar donde ambos habían estado, y, sobre todo, perdió el interés en cosas que relacionaba con Kim, como escuchar a su banda favorita. Supo que no fue solo un simple interés o el chico que lo hizo dudar de su sexualidad cuando siguió sin concebir el sueño luego de un par de meses después de la partida del menor. Creyó en su inicio que estas iban a cesar con el paso del tiempo, pero solo incrementaron yendo más allá de solo preocuparse de cómo le iría en el servicio militar. Tal vez se debía a que no tuvieron una despedida real donde pudieran cerrar ciclo, pensó, también se planteó el hecho de nunca haberle confesado sus sentimientos, y tener algo inconcluso lo carcomía.

Cuando estuvo a mitad de año en la universidad se dio cuenta que realmente no podía estar sin Doyoung, que al menos si este lo rechaza, habría podido cerrar una etapa de su vida y avanzar, aunque realmente esperaba que la respuesta sea ser correspondido. Poco probable.

Yedam se mudó al terminar el primer año de universidad en Australia, sus padres no estuvieron oposición alguna por la decisión del rubio, hasta lo veían como un intercambio cultural bastante beneficioso para cuando Yedam debiera encargarse del negocio familiar al acabar su capricho de músico que llevaba con persistencia desde preadolescente. Yedam no se había negado nunca a cumplir en su momento las responsabilidades de la empresa de su padre, este había sido muy comprensivo toda su vida y siempre lo había apoyado en todo, pero desde que era niño ambos progenitores le dejaron en claro cuál era su lugar y sus responsabilidades en la familia. Cuando cumpliera 25 tendría que hacerse cargo de todo y llevaba toda su vida preparándose para ello, aunque no tuviera más opciones.

En su segundo año en la universidad de artes esperaba que tal vez Doyoung ingresara ahí, era una de las mejores en Seúl y sabía que Kim tenía el talento y potencial para ser admitido. Aunque este nunca llego y a medida que pasaba el tiempo Yedam fue resignándose a que posiblemente no lo volvería a ver. Y decidió pasar página a la fuerza.

La primera vez que Bang Yedam volvió a ver a Doyoung era de noche. Las clases de taller de armonía se pasaron para el turno nocturno aquel día, los salones rotaban sus materias en ese horario, provocando que Yedam se perdiera tratando de encontrar su clase. Y allí lo vio. Parado en el pasillo del segundo piso, junto a otros dos chicos, parecía radiante emanando brillo de su sonrisa. Doyoung reía, estaba feliz a su parecer, su cabellera había cambiado era de un tinte rojizo, que daba a resaltar cada perfección de su rostro. Doyoung se veía hermoso, feliz y hermoso. Sus piernas se congelaron, no pudo dar ni un paso al frente, el ritmo de su corazón aumento a nivel que lo sentía salirse de su pecho. Camina, se decía mentalmente, pero su cuerpo no se movía ¿Qué le diría? Había pasado tanto tiempo, en esos dos años tal vez el menor paso página y ahora estaba bien, o eso creyó hasta verlo parado tan cerca, tan accesible.

Pensó que no necesitaba de Doyoung para cerrar un capítulo de su vida que lo había vuelto loco, pero tal vez se equivocaba y aun anhelaba decirle lo que sintió, o sentía. No estaba seguro, todo era demasiado confuso.

Yedam no tuvo el valor, otra vez daba marcha atrás. No quería volver a arruinar la vida del menor, todo lo que este había pasado era su culpa y se lo repetía constantemente. Si solo no lo hubiera besado.

Yedam dio media vuelta aquella noche, dejando abandonada la oportunidad que tanto había rogado todo ese tiempo. Se alejó con el pensamiento de que al menos Kim lucia bien. Su corazón se sentía pesado, como si este le dijera que lo quería en realidad, pero este era opacado al instante por su pensar y su conciencia le decía que aquello, aunque no era lo correcto para él, si lo era para Doyoung. Si, lo era.

Siguió su camino con pasos más rápidos a su salón correspondiente. No estaba huyendo, claro que no, si no se apresuraba llegaría tarde a clase.

- ¿no me ibas a saludar? Ha pasado mucho tiempo, Yedam- sintió el tirar en su manga, no podía voltear, a pesar del tiempo reconocía su voz.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lost Dreams | °Dodam°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora