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El aire helado de la ciudad de Seúl ingresaba como un golpe a la sala de Yedam. Este sintió el frio recorrer su cuerpo y pego un instintivo salto mirando hacia su alrededor vasos vacíos y latas dispersas por el suelo lo primero en captar y mientras su vista atenuada por la luz vespertina se acostumbraba a las figuras en la habitación, al instante reconoció a Junkyu dormido cruzado sobre unas sillas y a Minho en una esquina tapado con su abrigo de la noche anterior, pero no vio a Minjeong en ninguna parte de allí.

Se levantó del sofá y con algo de dificultad caminó al baño al final del pasillo. Sentía su cuerpo tambalearse y golpear con sus hombros las paredes, su cabeza no paraba de dar vueltas y esa constante puntada en ella se hacía cada vez más presente. era obvio que había bebido, y pasa ser honestos Yedam nunca tomaba, no era fanático o gran amigo del alcohol. Principalmente porque lo ponía así solo unos tragos.

Lavó su cara y dientes, pero al ver otra vez su reflejo, este no había cambiado en absoluto. No tomaría una ducha, era sábado de cualquier forma, solo quería que sus amigos se fueran así él podría dormir o llorar, lo que pasara primero. Caminó de regreso a la sala con la esperanza de que alguno estuviera medio despierto, pero seguían igual, entonces se percató que el ventanal de la sala seguía abierto, dejando entrar la temprana brisa invernal. Sus manos se dirigieron a cerrarlo cuando vio la silueta de la azabache apoyada en el barandal del balcón. Sostenía entre sus dedos un cigarro y lo único que cubría su cuerpo era una blusa y unos jeans rotos, al notarlo se devolvió a la sala para tomar una de las mantas tendidas en el sofá y regresó hacía, para su parecer, demasiado pequeño espacio, que denominaba "terraza". Minjeong lo escucho caminar hacia ella, pero le restó importancia, de todas formas, era aquella la manera en la que Yedam le había tratado meses atrás. Sintió sobre sus hombros ser cubiertos por una tela de algodón y como el confort de su piel entibiándose la relajaba, entonces lo observó, aunque no quiso y lamentando el impulso de su cuerpo, lo notó. Yedam no tomaba, pero esa noche había estado devastado, los confundió a todos y más que nada a ella y ahora no sabía cómo verlo a los ojos sin sentir pena.

-¿Qué haces aquí afuera Min? Hace demasiado frío- ella se encogió de hombros.

-Pensaba ¿recién despiertas? - Yedam apoyo sus brazos de la misma forma que la chica los traía contra el barandal.

- ¿Se nota mucho? - inevitablemente Minjeong rio asintiendo.

-Tu pelo te delata- volvió su vista a la gran ciudad que los rodeaba- cuando despertábamos por las mañanas siempre amanecía igual.

Yedam se retorció algo incómodo en su lugar, la chica había vuelto hacía apenas un día y sus indirectas o comentarios de su relación pasada también. Lo cual le daba más culpa que molestia.

-Es algo inevitable. Rio tratando de liberar la conversación de aquella tensión.

-Así que, Yedam ¿Quién es ese tal Doyoung? - y Yedam quedo helado en su lugar, esta vez ya no por lo frio de la mañana.

Sintió una presión en su pecho y el ritmo de sus latidos aumentar. Pensaba estar sufriendo una especie de ataque porque si, estaba en pánico.

- ¿Qué? ¿De que hablas?

-Ya sabes, el chico por el que lloraste en mi hombro anoche- en esos momentos Yedam noto un poco de desilusión en la mirada de la chica y realmente no entendía el porqué.

-Yo...- pensaba en una excusa, pero realmente no sabía que tanto había hablado la noche anterior, como podía mentir en ese caso. Tal vez Minjeong ya lo sabía y solo se hacia la desentendida para que él le contara más.

-Vamos, Yedam, sabes que hay confianza. Después de todo dijiste que soy tu mejor amiga- la chica tenía su punto, pero Yedam estaba tan perdido, nunca fue inseguro de sí mismo ¿Por qué ahora? Y entonces se le cruzo por la cabeza lo que siempre le atormentaba, quedarse solo en Corea.

Lost Dreams | °Dodam°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora