Haikyuu × Lector •[One-shots]•

5. Akaashi Keiji •[BDSM]•

*Contenido sensible*

Habían pasado cinco años desde que empezaste a salir con Akaashi. Amabas cada faceta suya, su manera de comer onogiris, como preparaba su ropa para ir a trabajar, que le dieran miedo las arañas... pero había una que tú la tenías guardada en tu corazón solo para ti. Su cara de súplica y humillación entre gemidos.

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Hace un par de años encontraste unas esposas ordenando el armario que ambos compartíais. Estaban dentro de una caja negra que con la ropa de por medio no se divisaba bien. Abriste la caja creyendo que serían recuerdos de tu pareja de la infancia, así que te llevaste una buena sorpresa al ver su interior. Aparte de las esposas, también había dentro un par de vibradores. Tu cara de asombro fue casi indescriptible, no entendías como Akaashi no te había dicho nada sobre lo que acababas de descubrir.

Decidiste que lo esperarías ese día sentado en la cama con uno de los trajes que utilizabas para ir a la oficina. Y por supuesto con la caja detrás tuya. Ya estabas en casa y te dirigiste a la habitación con paso ligero. Buscaste aquella caja negra y justo cuando la tenías en las manos escuchaste la voz del chico, así que te apuraste a sentarte. Akaashi abrió la puerta y se quedó mirándote extrañado, ya que normalmente te quedabas en el salón, pasando el tiempo leyendo, hasta que él llegase.

- Akaashi: Hola (t/n), ¿qué haces aquí?

- (T/N): Estaba esperando a que llegases de trabajar y me explicaras que es esto - sacaste la caja negra cerrada y a tu novio le cambió el color de la cara a un rojo intenso.

- Akaashi: Te lo puedo explicar... - hizo una pausa - no sé como te va a sentar... hace un tiempo, descubrí un poco más acerca del BDSM... había escuchado algo, pero cuando empecé a descubrirlo e investigar por mi cuenta realmente me fascinó. No sabía cómo podía decírtelo, porque la verdad me encantaría probar todo lo que he aprendido contigo y poder probar cosas que solo no puedo hacer, pero-

- (T/N): Wow... - soltaste con los ojos como platos, interrumpiendolo - realmente has dicho todo eso...

- Akaashi: Lo siento y-yo-

- (T/N): Me encantaría probar todas y cada una de las cosas que quieras hacer conmigo - interrumpiste con una sonrisa pícara en tu rostro.

Te levantaste y te abalanzaste a sus labios. Os besasteis con pasión, con ganas, devorandoos el uno al otro. Te apartaste para ver los ojos de Akaashi y comenzó a decir.

- Akaashi: Primero necesitamos una palabra de seguridad y también tengo que decirte una cosa... - dijo con un pequeño rubor en sus mejillas.

- (T/N): Puedes decirme lo que sea Keiji, ya lo sabes.

- Akaashi: M-me gustaría que me domines al completo, por favor - susurró mirando hacia abajo, seguramente aún más rojo que antes.

- (T/N): Keiji, te haré disfrutar como nunca - le hablaste suave al oído, provocando un escalofrío en el cuello de tu pareja. Te separaste un poco y continuaste - ¿Qué tal te parece que la palabra de seguridad sea, voleibol?

Akaashi asintió con una sonrisa un pelín nerviosa, un pelín juguetona, pero sobretodo de satisfacción.

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Hoy era viernes. Tú salías antes del trabajo, así que fuiste a tu casa a preparar todo. Al lado de vuestra habitación había una pequeña sala que nunca la usabais, así que en los dos años que habían transcurrido le disteis una gran utilidad. Era vuestra sala del placer.
Entraste primero al baño y te diste una pequeña ducha que despejó el estrés diario del trabajo. Al acabar te vestiste con un pantalón negro y tu camisa negra favorita, tu correa y zapatos de cuero del mismo color. Te estiraste un poco el cuello, soltando un suspiro, mientras ibas a escoger lo que querías hacer con Akaashi ese día.