Ese día amaneció un día distinto, me desperté con ruidos, golpes y todo eso, pero me preocupé porque en teoría no tengo vecinos, al igual podía ser que se estuvieran mudando, pero lo dudo, así que decidí asomarme a ver.
Al asomarme vi que una familia se estaba trasladando a la casa de mi lado, era una familia joven, tal vez tendrían treinta años, igual que mis padres, y tenían dos hijos, Clara y Bruno que parecían de dieciséis años como yo y eran gemelos, Naila que tenia trece como mi hermana, y estaban esperando a Belén.
Cuando los ví les dije:
-¡Hola buenos días! Soy Deva, ¿sois los nuevos vecinos?
Ellos me respondieron (específicamente me respondió Marta):
Hola Deva, sí, somos los nuevos vecinos, una pregunta, ¿Aquí solo hay dos casas? ¿La nuestra y la de ustedes? ¡Es un sitio súper tranquilo!
A lo que yo les respondí:
Sí, ¡solo están nuestras casas! Si quieren ahora podéis salir al balcón y os presento a mi familia y así ya nos conocemos.
Ellos afirmaron, y así fue.
A día de hoy nos llevamos muy bien, somos muy buenos amigos, y estamos haciendo una piscina para las dos casas, ¡somos como hermanos todos!
Necesitaba unos vecinos así, y por fin los tengo.
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¿Y cómo reacciono a todo esto?
Random¿Por qué motivo me sucede esto? ¿Y porque a mí? ¿Qué me pasa? ¿Como lo gestiono? Estas son unas de las preguntas que se le pasan por la cabeza a Deva, y está empezando a preocuparse.