Capítulo ocho

92 10 0
                                    

A la mañana siguiente, Wei Ying se despertó a las nueve de la mañana, tomó un baño, y al terminar, vio como caía nieve desde una ventana. Sintió curiosidad verla más cerca, por lo que rápidamente se cambió de ropa y salió para jugar con la nieve. Incluso fue capaz de comer un poco para probar su sabor.

Cuando se cansó, entró de nuevo a la casa y una de las mucamas ya tenía el desayuno listo, tomó asiento y se percató que había una pastilla del día siguiente junto con una nota. Lo más seguro es que ese detalle lo dejó el segundo jade.

El chico tomó la pastilla sin problemas junto con el desayuno y fue a la biblioteca para comenzar a idear un plan para encontrar a su hijo. De pronto, escuchó a una de las mucamas darle la bienvenida a alguien, salió del cuarto y para su sorpresa, se encontró con Mo Xuanyu quien estaba ya sentado en la sala. La mucama puso la tetera a calentar y después entregó tacitas de té junto con bocadillos para ambos.

—¿Qué haces aquí? -

Preguntó Wei Ying mientras caminaba lentamente hacia la habitación.

—Deberías sentirte afortunado, Lan Zhan nunca me trajo a esta casa, es hermosa y grande. Sin embargo, vine aquí para disculparme por lo que sucedió el otro día. -

Wei Wuxian estaba confundido y no creía en las palabras del chico.

—Ese día estaba un poco estresado y no supe cómo reaccionar, disculpa por haberte entregado a la policía. -

Wei Wuxian escuchaba atento lo que decía Mo Xuanyu y colocó sus manos en la cintura.

—Te mencioné que no fui el responsable de la muerte de tu familia, y aun así tú me enviaste a la policía. -

Dijo Wei Wuxian agarrando una taza para beber un poco su contenido.

—Lo sé y es por eso que te pido perdón y de la manera más atenta, quiero que te alejes de Hanguang Jun. Además, se dónde está tu hijo... te lo diré a cambio de que nos dejes en paz. -

Respondió Mo Xuanyu mirando de manera despectiva a Wei Ying. En cambio, Wei Wuxian comenzaba a reírse y se limpiaba las lágrimas.

—No puedes prohibirme algo, todos somos libres de hacer lo que queramos, yo te respeto y sé que eres el esposo de Lan Zhan pero lo que hiciste y estás haciendo, es muy sucio. Ahora mi perspectiva sobre ti ha cambiado, no necesito de tu información, yo encontraré a mi hijo. -

—Puede ser que no sea ético, pero soy justo. -

Mo Xuanyu sacó su celular y le mostro una fotografía de Lan Yuan.

—Ese es tu hijo. No estoy jugando. -

Wei Ying agarró ese aparato extraño y se sorprendió al ver esa imagen ¿ese chico es su hijo? Tiene los ojos, la piel y cabello de Lan Zhan. Quería llorar en ese momento, pero fue fuerte e hizo a un lado el celular.

—No necesito de tu chantaje. -

Respondió Wei Ying.

—Bien, entonces nunca sabrás en donde está. -

Mo Xuanyu reía de manera burlona y malvada, algo que molestó a Wei Ying y sus ojos se tornaron rojos. De pronto, la puerta principal se abrió y era Lan Wangji llegando del trabajo. Mo Xuanyu estaba sin palabras y trato de no desmoronarse, lo único que hizo fue observar al mayor y luego a Wei Ying con su rostro serio y algo molesto.

—Creo que al parecer se divirtieron anoche, no los molesto más. -

Mo Xuanyu salió de la casa destrozado y se subió a su camioneta, apretaba el volante mientras lloraba. No podía creer que el segundo jade le había engañado, aunque era algo que se veía venir pronto.

GusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora