08 - ♡

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El motor de cuatro tiempos resonaba cuando el atardecer inicaba su turno despidiendo al sol, siendo una apertura para la noche. Los cielos anaranjados daban una atmósfera tranquila pero lamentablemente no era ese el sentimiento que los protagonistas experimentaban ahora mismo.

La joven de negros cabellos se abrazaba con fuerza del cuerpo del conductor.
No sabía exactamente el destino que tenía en mente el chico de quince años.

Mikey condujo siendo algo descuidado, pues pasaba entre los autos que cruzaban las calles.
Takemichi temía de que una desgracia les alcance pero sabía también que ahora el rubio estaba en un estado de adrenalina, ella solamente rezaba para que el chico se detuviera pronto y ambos pudieran estar bien.
Cerró de sus ojos con tal de no ver como dejaban atrás los autos y luces de la ciudad.

Para Manjiro, lo que sentía en ese momento era demasiada frustración y enojo.

Puede que lo que haya dicho su hermano sea verdad. Realmente sabía que sus sentimientos y deseos por su niñera se hacían más obvios con el pasar del tiempo, no podía negarlo, ya que incluso él mismo quería hacer ver el interés que tenía por la morena, así sea por consciencia propia o por simple naturalidad de querer estar con ella.
Aún así, la forma tan desconsiderada de Shinichiro de decir los hechos, fue lo que hizo enojar a Mikey.

Su hermano mayor fue quien contrató a Takemichi, sí. Pero entrometerse en su enamoramiento con la morena como si fuera dueño y tuviera derecho sobre su vida ya era demasiado.

¿Shinichiro estaba juzgando de quien se enamoraba? Cuándo él tenía una relación con su mejor amigo, Mikey jamás fue a exigirle explicaciones.
Porque realmente no debía pedirlas.

En cuanto a él y Takemichi, no eran una relación de pareja ni mucho menos algo parecido, pero el rubio no podía evitar caer ante los encantos de la mujer mayor, aunque muy en el fondo sabía que no era correspondido de la misma manera.
Por eso mismo, ser expuesto de una forma tan bruta por parte de su hermano mayor fue algo que le dolió y enfureció.

Los puños de Mikey manejando de la motocicleta, después de muchos kilómetros fueron aflojando su agarre, reduciendo a la vez la velocidad del motor.
Sin darse cuenta, el rubio había parado de la preciosa CB205T.
La ahora noche fresca y oscura como las pupilas de Manjiro miraron a su alrededor para observar donde estaban, ni él mismo reconocía del lugar, simplemente condujo sin tener una ruta, lo único que quería era estar lejos de su hermano mayor, porque si se quedaba por más tiempo con el pelinegro mientras discutían, nada se iba a arreglar.

Ahora en cuanto al lugar, siendo lo suficientemente alejado de la ciudad, a casi estaba saliendo de Tokio.
Unos grandes y altos árboles rodeaban del campo de visión de Mikey. Agradecía que los faroles dieran un resplandor de luz amarilla en cada poste del sitio, solo por ello pudo darse cuenta que en realidad había estacionado cerca de un santuario.
No era nada extraño, ciertamente, en Tokio hay montones de santuarios, lo raro sería no encontrar uno.

Manjiro suspiró, solo entonces unas delicadas y pequeñas manos se comienzan a mover alrededor de su cintura.
El rubio recordó, él no era el único estando aquí.

Las pequeñas manos femeninas deshicieron el agarre que tenía alrededor del cuerpo del joven.

一 Mikey-kun... ¿Qué es este lugar? 一preguntó la pelinegra, intentando bajar de la motocicleta.

Pero antes de que ella termine su acción, fue detenida por las grandes manos contrarias del rubio.

Si Takemichi bajaba, tendría Mikey que mirarla y ante todo lo sucedido, se sentía por primera vez demasiado cobarde para hacerle frente.

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