Siglo XIX. Victoriano.
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Yuzuha podía sentir la mirada de su madre sobre ella desde la otra esquina del salón de baile. Seguramente irritada y molesta porque su única hija prefería estar apartada de todos. Ubicarse en la solitaria esquina del salón que estar en el centro coqueteando con algún caballero y así ganarse así una propuesta matrimonial esa temporada.
Que frívolos son los asuntos nupciales de la aristocracia, pensó Yuzuha meneando su copa de limonada.
Desde antes de su debut en sociedad había trazado un plan, no se casaría sino hasta haber viajado por el continente. Yuzuha quería conocer personas y culturas nuevas . Así como lo habían hecho sus dos hermanos; incluso el menor aun se encontraba afuera.
Sus padres habían estado un tanto irritados por ello. Ideas pocos convencionales de una señorita de su época. Pero Yuzuha, a pesar de todo, agradecía que hasta ahora no la habían obligado aceptar una propuesta.
—Tu vestido es hermoso, ¿es de la tienda de Madam Ross? — escuchó de alguien a su lado. Una menuda lady de cabello azabache y ojos oscuro le sonreía cuando volteo a mirarla.
Yuzuha reconoció haberla visto antes, habían hecho su debut en sociedad el mismo año, pero hasta ese momento no habían tenido la oportunidad de conocerse de un modo más personal.
—Si, mi madre y yo adoramos a Madam Ross — contesta amable y observa su vestido rosa pastel.
La joven azabache pareció sentirse mucho más segura en seguir la conversación.
—Mi madre no tanto, prefiere a Madam Grey. Pero sin duda, yo adoro a Madam Ross — opinó risueña. —Por cierto, mi nombre es Akiko Yasuda.
—Yuzuha Shiba — se presentó, esbozando una suave sonrisa.
Yuzuha pensó que lady Yasuda era una joven muy agradable, y lamentó no haber entablado conversación con ella antes.
—¿Te gustaría acompañarme al jardín? El calor aquí es sofocante.
Yuzuha asintió en acuerdo.
Así y también podía quitarse la mirada de encima de su madre por unos minutos.
—¿Cómo van las propuestas matrimoniales? — comenta Yasuda mientras miraban unos rosales.
—Fatal — Yazuha ríe — Mi madre dice que soy lo peor, que por mi culpa terminará enferma.
—Oh, esta en la etapa de chantaje emocional — siguió Yasuda, con expresión de horror. — La mía ya ni sabe que decir.
No pasó mucho cuando una señora se acercó a donde ellas. Era la dama de compañía de Yasuda. Le pedía irse con ella, que su padre ya quería regresar a casa.
—¿Vienes? — pregunta a Yuzuha.
Yuzuha pensó en el sentir de nuevo la presión de su madre, y se sintió mal.
—Me quedaré un poco más.
—¿Segura? — Yasuda la miró dubitativa. Yuzuha sabía que era porque no era bueno que una jovencita casadera anduviera sola en un lugar poco concurrente como lo era ese jardín en esa noche de velada, pero por suerte ella sabia escabullirse y conocía esa casa. Los Shiba tenían años de amistad con los Mitsuya.
—No te preocupes, solo serán unos minutos. — Y tomó su mano. — Encantada de conocerte, y en la proxima velada o fiesta de té, estaré esperándote ahí, en el rincón y haciendo rabiar a nuestras madres — Ambas rieron.
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#MitsuYuzuweek2022
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