Era un viernes por la mañana y el sol brillaba en todo su esplendor en medio del cielo despejado, y con la brisa primaveral matutina que corrÃa por la ciudad y sus alrededores que se encontraba en paz y quietud. Dentro de una enorme casa de cuatro pisos, un muchacho pelirubio de unos 17 años se encontraba alistandose para ir al colegio.
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-Yomi, ya me voy a la escuela- Naruto cogió la mochila que tenÃa en el sofá, y se dirigió hacia la puerta.
-Espera Naruto-sama- La rubia se acercó al ojiazul y le empezó a acomodar la corbata.
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HabÃan ya pasado dos semanas desde que el rubio la habÃa conocido y durante ese periodo de tiempo, Naruto se habÃa enamorado completamente de ella.
-Gracias- El ojiazul la abrazó, y la besó profundamente. Y ella correspondió a su beso.
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Las alas de luz iluminaron todo el pasillo de la entrada y parecÃan aumentar de tamaño conforme el beso crecÃa en intensidad. Luego de un rato se separaron con la respiración agitada.