—¿Qué te dijo el doctor? —la pelicastaña se puso de pie de un sobre salto y se acercó a su amiga en cuanto la vio salir del consultorio médico. Encontrándose con una mujer temblorosa y de ojos brillantes por las lágrimas contenidas. -Sara dime algo... —pidió bajito al ver que sólo obtenía silencio de la ojiverde. Tomó sus manos entre las de ella y la sintió temblar. Tiro suavemente de su cuerpo para alejarla de la puerta del consultorio. La volvió a mirar y tomó una bocanada de aire antes de atreverse a preguntar nuevamente. —¿Qué pasó?—suplicó, el miedo comenzando a instalarse en su sistema nervioso.—Vivian... —sollozó la otra rodeándola con sus brazos. La pelicastaña se tensó.
—Sara me estas asustando. —susurro.
—Estoy embarazada. —soltó de golpe y en apenas un susurro. Distintas situaciones pasaron por el cuerpo y mente de la otra. Lo primero, volvió a respirar. Lo segundo, se relajó y rodeó a Sara contra su cuerpo con más intensidad. Lo tercero, una sonrisa se cruzó por su rostro y los ojos se le llenaron de lágrimas. Con delicadeza separo el cuerpo diminuto y tembloroso de su amiga del suyo para mirarla a los ojos.
—¿Qué dijiste?
—Estoy embarazada. —volvió a decir la otra con una sonrisa aflorando en su rostro y los ojos volviéndosele a llenar de lágrimas.
—¡Sara, eso es... eso es maravilloso! —esta vez fue su turno de abalanzarse a sus brazos y estrecharla con los suyos.
La mayor solo se dedicó a llorar sobre su hombro, temblorosa y frágil.
—¿Por qué lloras? —cuestionó intentando alejarla de sus brazos para mirarla a los ojos. Deslizó los pulgares por sus mejillas enjuagando inútilmente sus lágrimas.
—No se. —la mujer de cabello corto se encogió de hombros mientras una mueca entre una sonrisa y un sollozo ahogado. —Aún es muy precipitado todo. —susurró y se perdió en sus cavilaciones. —Sebastian y yo apenas estamos reiniciando todo. Los chicos aún no saben que soy su madre. —Los ojos claros de la mayor se abrieron de golpe. Se llevo una mano hasta su frente y luego hasta su boca para acallar un gemido ahogado. —Los chicos —jadeo —Cuando se enteren... —sus ojos verdes se oscurecieron de miedo. —¿Como voy a decirles? ¿Como le voy a decir a Sebastián? —enmudeció.
Camino de lado a lado un par de veces, mientras Vivian la observaba en silencio. Sabía que era un momento difícil de asimilar para su amiga. Una mezcla agridulce en su mente y en su corazón. —Sara de detuvo y señaló el vientre de la castaña. —¡Se supone que vamos a hacer abuelos! -exclamó. —No podemos tener un bebé. —susurró de nuevo con la mente en algún lugar de sus recuerdos. —Un bebé. —repitió bajito. —A esta edad. - la castaña frunció el ceño.
—Sara sigues siendo lo suficientemente joven como para volver a embarazarte y llevar ese embarazo a término.
—Un bebé. —volvió a repetir la otra sin siquiera prestarle atención. Demasiado asustada, demasiado nerviosa, demasiado contrariada. —Los muchachos... ¡No puedo traer a un bebé a este mundo estando las cosas como están! —exclamó —¡No, con el asesino de Patricia aún libre!
La menor de las mujeres temió que la otra se desvaneciera en cualquier momento y corrió a cubrirla con sus brazos. La sintió temblar, un sollozo se escapó de su garganta y ella solo la aferró contra su cuerpo, protegiendo su cabeza contra su cuello.
—Todo estará bien, Sara. —susurró de manera tranquilizadora, mientras dejaba suaves caricias sobre su espalda y hombro. —Todo estará bien.
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Cuando nace el sol
FanfictionEn la vida hay muy pocas cosas que no se pueden cambiar, romper o manejar. Entre ellas... la vida, la muerte y la salida del sol cada día. La lluvia no puede durar toda la vida y la noche no es eterna, ni siquiera en invierno -aunque así lo parezca...