Capítulo 1

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Habían despertado hace algunas horas, se sentían algo cansadas y aun trataban de procesar lo último que habían vivido.

Aome: No entiendo, se que Inuyasha prefería a Kikyo pero no se porque me hizo esto, estuve con él en todo este tiempo, incluso cuando perdía sus poderes o se enfermaba, en verdad que fui una completa idiota en confiar en ese hibrido.

Sango: Tu no eres la única, Miroku también, a pesar de que era un maldito mujeriego, pero creí que al menos me consideraba una amiga o algo así, pero atacarme de esa manera, porque nos hicieron esto, siempre, siempre estuvimos junto a ellos, los apoyamos y cuidamos y es así como nos pagan.
Aome: Ahora lo único que podemos hacer es recuperarnos, aun planeo completar la perla y acabar con Naraku, pero si esos se cruzan en nuestro camino será peligroso, ahora no solo tendremos que cuidarnos de Naraku y sus extensiones ahora también de ellos dos.

Antes de que la castaña dijera algo la puerta de la habitación nuevamente fue abierta pero esta vez se trataba de nada más y nada menos que de sus pequeños, Shippo no lo pensó dos veces antes de saltar a la cama donde su amada madre descansaba, por su parte Kirara hizo lo mismo con Sango.

Shippo: Mamita que bueno que estas bien, yo tenía tanto miedo, cuando Kirara y yo llegamos las encontramos muy heridas, todo el lugar olía a Naraku y ese cadáver, de no ser por los señores Degel y Dohko no sabríamos que hacer y el tonto de Inuyasha y Miroku no estaban por ningún lado, son unos tontos, no los perdonare por no cuidarlas.

Las palabras del infante sorprendieron a ambas jóvenes, demostrándoles la crueldad de que ambos tuvieron con ellas, pues prácticamente habían sido abandonadas en medio de la nada dejadas para ser devoradas por animales, demonios o simplemente que murieran desangradas, como les fue posible contuvieron las lágrimas para no preocupar a sus pequeños.

Aome: Seguramente ellos fueron detrás de Naraku, Sango y yo fuimos atacadas cuando tratamos de seguirlos, en algún momento se darán cuenta de que no estamos con ellos y nos buscarán, por ahora ambas debemos recuperarnos, la verdad aun me siento algo cansada y hambrienta.

Shippo: Le diré al señor Hasgard, su comida es realmente deliciosa, vamos Kirara.
Después de que los pequeños se fueran de la habitación Sango no pudo soportar más y rompió en llanto.

Sango: Ellos, nos abandonaron, nos dejaron para morir, esos malditos, esto me lo van a pagar.

Aome trataba de no hacer mucho ruido con su llanto, lo que ellos habían hecho era no solo cruel, pues ellas aún estaban con vida, ni siquiera Sesshomaru habría sido tan despiadado, mientras ambas lloraban fueron sacadas de su tristeza por el llamado a la puerta.

???: Hola, podemos pasar??.

A toda velocidad ambas jóvenes hicieron su mayor intento por limpiar las lágrimas restantes de su rostro, aunque si eran observadores notarían los ojos rojos por el llanto.

Sango: Adelante.

Ambas jóvenes vieron como un gran hombre de cabellos grisáceos entraba a la habitación y detrás de, el un hombre de cabellos verdes con toques azules ambos hombres llevaban unas charolas con comida.

???: Shippo nos ha dicho que tenían hambre, esto es lo mejor después de haber estado tanto tiempo inconscientes, no es necesario que lo coman todo y pueden decirnos si necesitan ayuda para comer o casi lo olvido, mi nombre es Hasgard, soy el caballero de Tauro un gusto señoritas.

El hombre se acercó a Aome para ayudarla a sentarse pero noto cierta desconfianza ante su acercamiento, por su parte Sango veia con desconfianza al hombre que se acercaba a ella.

???: Mi nombre es Degel, caballero de Acuario, no dude en decirme si necesita algo.

Antes de que Degel pudiera tocar a la joven esta con algo de brusquedad se sentó por sí misma, sin importarle el malestar que ese brusco movimiento le causó.

Sango: Muchas gracias, pero puedo hacerlo sola, no quiero ser grosera pero no confió en los hombres, así que por favor no se acerque a mí.

El hombre miro con algo de interés a la joven tras escuchar esas palabras, pero se sorprendieron al escucharla voz de la otra joven.

Aome: Sango me siento igual que tu, pero de momento debemos aceptar su ayuda, en cuanto podamos movernos nos iremos ya que debemos terminar con nuestro trabajo.

Ambos hombres miraron a las jóvenes que estaban atendiendo, ellos no eran tontos, podían ver con claridad los rastros de lágrimas en sus rostros, sabían un poco de ellas por lo que el pequeño Shippo les había contado, sabían que una de ellas era una exterminadora de demonios y la otra una sacerdotisa, también sabían que dos de sus compañeros las habían abandonado o posiblemente traicionado, Degel junto a Dohko las habían encontrado y se sintieron muy curiosos en cuanto a ambas jóvenes, pero en especial hacia la chica de cabello negro pues en ella lograron percibir un leve cosmos, posiblemente se debía a que era una sacerdotisa, pero ahora que estaba despierta podía sentir que su poder era aún mayor al que habían sentido la primera vez que la vieron.

Hasgard: Comprendo, pero antes de que se vayan nuestro patriarca desea hablar con ustedes si es posible.

Aome: Claro es lo mínimo que podemos hacer después de la ayuda que nos han brindado.

Después de eso ambas jóvenes se dedicaron a comer ignorando totalmente a ambos hombres quienes se preguntaban qué era lo que les había pasado como para decir abiertamente que no confiaban en los hombres, de momento no les quedaba otra más que esperar a que ambas se recuperaran, pero por su parte el caballero de Acuario veía atentamente cada movimiento y gesto de la joven de cabellos castaños, al parecer a pesar de que le dolía cada movimiento que hacía al comer era tanta su desconfianza hacia los hombres que prefería soportar el dolor antes que pedirle ayuda y eso en cierta forma lo estaba preocupando.

Fuera de la habitación donde ambas jóvenes se encontraban un joven arquero había escuchado la corta platica de sus compañeros con las forasteras y por alguna razón sintió algo de inquietud ante ambas jóvenes.

Después del dolor llega la calma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora