capitulo 3: Lunes

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Lunes 12 de febrero…

Las clases para los alumnos de Sexto año comenzaban temprano en el bosque, para la asignatura Cuidados de Criaturas Mágicas, que aún impartía Rubeus Hagrid. Rose veía con agrado que Scorpius  estuviese bastante nervioso con el avance de los días desde su encuentro el sábado, no así sus primos, que en el desayuno la trataron secamente.

En medio de un claro del bosque, Hagrid tenía preparado un pequeño ecosistema playero, en el que un animal parecido a una tortuga de seis patas y un caparazón cubierto con joyas, descansaba a un lado del agua. 

_Queridos alumnos de Sexto año, como parte de sus ÉXTASIS deberán conocer esta especie de criatura, saber alimentarlo y limpiarlo sin sufrir ningún tipo de quemadura… -Hagrid había empezado su clase y como siempre sucedía, estaba tan abstraído en su explicación que no notaba lo que acontecía entre los estudiantes del fondo. Albus tenía escondido bajo su túnica uno de los productos especiales de Sortilegios Weasley, y se lo mostraba a Scorpius, ambos sabían el efecto que desataría en la clase – Bien alumnos, ¿qué especie tenemos a la vista? –continuaba el medio- gigante señalando el animal que estaba en la costa. Rose levantaba la mano y sin esperar la autorización para hablar del profesor contestó:

_Es un Cangrejo de Fuego, de la familia de los Carcinos Fuocos, originarios de Fiji y se defiende lanzando fuego desde su parte trasera.

_¡Excelente Rose! 10 Puntos para Gryffindor –aseveraba Hagrid mientras aplaudía- Es una especie protegida ya que es utilizado por los magos adinerados como caldero de lujo y por los muggles para forjar alhajas, debido a las joyas del caparazón, y… -mientras tanto al final de la clase los dos Slytherin seguían planeando su estrategia y se reían por lo bajo, sin escuchar lo que el profesor estaba preguntando –Señores Weasley y Malfoy, ya que se ofrecieron acérquense al frente para una demostración.

Albus y Scorpius se miraron con sorpresa y se abrieron paso entre el resto del grupo de Sexto, una vez delante de todos, esperaron las indicaciones de Hagrid. Rose mientras tanto no salía de su asombro, ¿cómo era que esos dos se habían ofrecido a colaborar si nunca lo habían hecho en seis años? Esto no estaba bien, algo estaban tramando… y no se equivocaba en absoluto.

_Bien jóvenes, deberán acercarse al Cangrejo y mientras uno lo alimenta el otro deberá asearlo, hasta que su caparazón quede radiante, para esta tarea no podrán usar magia y deberán realizarla como acabo de explicar, ¿entendido? – los dos chicos afirmaron con la cabeza y despacio se acercaban al animal

_¿Cómo haremos esto Albus? –éste se elevaba de hombros- Bien, no sólo tengo el pelo rosado por tu culpa y la de Fred, sino que ahora también estaré con quemaduras de tercer grado como mínimo –afirmaba Malfoy mientras veía de soslayo a Rose que se reía disimuladamente-.

_Yo me encargo, debemos lograr una distracción para que pueda llegar a la mochila de mi prima y revisar sus pergaminos –el menor de los Potter de espaldas al grupo, tomaba su varita de la túnica y apuntaba a un grupo de hojas de arce a un lado de la clase- Fumus monticulus – el humo comenzó a salir desproporcionadamente cubriendo a todo el alumnado y al guardabosque, mientras todos tosían y trataban de alejarse del lugar, él se acercaba a los útiles de Rose y los revisaba. Efectivamente había varios pergaminos en el bolso, entre ellos el que a Scorpius lo tenía tan intrigado; cuando comenzó a leer no podía esconder su sonrisa traviesa –esto será interesante… y a Fred le encantará…

Scorpius una vez que Albus regresó a su lugar con un movimiento de varita hizo terminar el encantamiento, lentamente todos volvieron a la playa donde se había iniciado la clase. Hagrid con su paraguas conjuraba un hechizo sobre las hojas aún ahumadas.

Cuatro día de desastres y una citaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora