Capítulo 4: Martes

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Martes 13 de febrero…

Durante el desayuno empezaron a volar por todo el salón, las lechuzas con el correo diario. Rose y Hugo habían recibido una carta de su madre deseándoles un excelente día de San Valentín y que disfrutaran de su salida a Hogsmeade con amigos y algo más al día siguiente. Sus primas habían conseguido que laEditorial Mágica les mandara el último ejemplar de Brujas Teen, un especial por el 14 de febrero y ya lo estaban ojeando y contestando el test ¿Eres digna de ser su novia o sólo su amiga?; a la distancia, del otro lado del salón en la mesa de Slytherin, Scorpius Malfoy había recibido una carta de sus padres que vacacionaban en el sur de Italia y Albus Potter un gran paquete de su padre. Fred al ver la correspondencia del tío Harry, dando grandes zancadas por entre los alumnos de las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff, logró sacarle de entre sus manos el paquete y salía corriendo del Gran Comedor, seguido por Albus.

_¿En qué andarán estos dos? –Señalaba Lucy levantando la mirada de su revista- creo que hay que seguirlos de cerca Rose, no me gusta para nada cuando andan muy juntos –acto seguido ambas jóvenes iban recorriendo el mismo camino que sus primos.

Lo que vieron no tenía razón de ser, ambos chicos se dirigían a la entrada a la Sala Común de Gryffindor y en un rincón detrás de una armadura del pasillo, abrían el paquete que le había llegado a Albus y sacaban la capa de invisibilidad de Harry y desaparecían. Luego el retrato de la Dama Gorda se abría para dejar libre el paso a la torre de los leones.

_Creo que ya se lo que harán estos dos –dijo Rose, retornando al Gran Comedor, Lucy no tenía idea aún que se le había pasado por la cabeza a su prima- Verás, el sábado… -detalladamente la ex pelirroja, ahora de rosada cabellera, le contaba lo sucedido desde el fin de semana con Albus, Fred, Hugo y Scorpius- Es por todo esto que supongo que fueron en busca de mis pergaminos

_Y dices que Malfoy está obsesionado con lo que leyó ¿por eso toda esta puesta en escena? –Rose afirmaba con la cabeza, mientras se sentaba nuevamente en la mesa de Gryffindor- ¿y qué harás al respecto?

-Creo que conseguí un hechizo que contrarresta la broma del humo rosa, lo probaré después de la clase de ÉXTASIS de Pociones y si funciona, me divertiré de lo lindo con las reacciones de ciertos personajes.

Al rato, reaparecieron Fred y Albus con un par de pergaminos bajo el brazo y se lo mostraban a Scorpius, que los leía muy interesado.

_¡No puede ser! ¿Esto lo ha escrito para mí? –Ambos aliados aseveraban con un gesto- entonces debo ir a preguntarle ahora mismo si quiere salir conmigo mañana –Fred lo tomaba del brazo impidiéndole que se levantara, mientras que Albus le hablaba al oído. Malfoy atinó sólo a elevar la vista mirando a sus amigos y luego a Rose- Creo que les haré caso, esperaré un poco más, así estará más convencida para estar conmigo – los primos se miraron, habían logrado persuadirlo a su antojo.

Tras la clase de Pociones que Ravenclaw y Gryffindor compartían, Rose le había solicitado al profesor su permiso para usar el aula para practicar algunos brebajes que serían tomados en los exámenes. Ningún docente podía negársele a la hija de Hermione Granger, salvo por el pelo rojizo heredado de los Weasley, ella poseían todas las particulares académicas de su madre.

Una vez sola y siguiendo al pie de la letra el prospecto, que nadie leía y que acompañaba a las bolas de humo rosado que vendía su tío George, pudo conseguir la poción buscada, la tomó e inmediatamente su pelo volvió a ser igual que el fuego mismo que ardía en la chimenea de Gryffindor. Contenta por los resultados, salía del aula cuando se chocó con el pecho de Scorpius que intentaba ingresar al salón; levantó su mirada que se topó con la de él, y se quedaron unos minutos observándose y acercándose…

"…Por Merlín, no puede tener esos ojos grises y esos pectorales… ¿Cuándo fue que se volvió tan armonioso?"

"…Por Merlín, qué dulce mirada… que piel delicada y blanca que contrasta con su pelo rojizo… ¿rojizo?"

_¿Cuándo fue que te volviste pelirroja? –preguntó en voz alta, y el acercamiento quedó paralizado en mitad de camino

_¡Cuando nací estúpido! –le arremetió Rose dejándolo sólo delante de la entrada

_No, ¿cuándo se te fue el rosado? –le dijo tomándola del brazo y acercándola un poco hacia él- Si hace un rato, en el Comedor, lo tenías rosa como aún lo tengo yo… –la tomó del otro brazo, le hizo tirar al suelo su mochila y la besó. Las piernas de ambos se aflojaban, el nerviosismo, la venganza y todo lo que se les había pasado por la cabeza días, horas, minutos antes, había desaparecido. Los dedos de él jugueteaban en los largos y ensortijados cabellos rojizos, mientras ella, le acariciaba acompasadamente su ancha espalda. Scorpius la liberó de sus ataduras y Rose no podía alejarse, algo más fuerte que un imán, o unhechizo de unión se lo impedía ¿qué le estaba sucediendo?

_Recibí… -volvía lentamente de su aletargada posición- la invitación de un compañero de Ravenclaw, amigo de Lorcan –levantaba como en cámara lenta su mochila y juntaba las cosas que se habían desparramado por el piso- Creo Scorpius que lo del beso estuvo de más ¿no te parece? –y se alejó rápidamente dejando al pobre paralizado frente al aula de Pociones sin poder emitir sonido.

Cuatro día de desastres y una citaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora