4. Sé que me has estado evitando

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Pasó un mes aproximadamente, ahora hablo con el de camino a casa casi a diario y veo que me equivoque juzgándole, es buena persona y muy amable, yo sigo un poco recatada y no hablo mucho pero si que tenemos algunas conversaciones normales, de temas triviales, a un que el siempre tiene que hablar mas por que a mi me cuesta tener confianza.

No he vuelto a tener la misma sensación que cuando estuve en su casa y una parte de mi desea comprobar si al acercarme a el de nuevo esa sensación vuelve a aparecer.

Nunca he sido una persona muy habladora de primeras y me sorprendí a mi misma el día que acepté andar con el a casa pero ahora no me arrepiento, he encontrado un buen amigo, o eso creo.

Después de clase Louis y yo estábamos andando de camino a nuestras respectivas casas contando historias sobre lo que nos había ocurrido en el día, cuando íbamos a llegar a mi casa salió mi padre enfurecido y se subió en el coche, exactamente un mercedes blanco con los asientos negros, estaba casi nuevo ya que mi padre lo había comprado hace poco, mientras que mi madre le gritaba como una energúmena desde la puerta sin salir a la calle

En ese momento el color rojo subió a mis mejillas de vergüenza y enfado, el me miro y me pregunto si estaba bien yo no conteste y salí corriendo a mi casa sin siquiera despedirme, mi madre se giro mirándome y empezó a gritarme a mi también ya no sabia ni a quien gritar para acallar su enfado

Me subí a mi cuarto y escondí mi cara entre los cojines azules y blancos de mi habitación y empece a llorar, hasta que una mano me acaricio la espalda, levante la mirada y era mi hermano Saúl, le abrace lo mas fuerte que pude y volví a llorar, el me acariciaba el pelo y me decía que no pasaba nada pero sabia que en su interior estaba igual que yo y eso lo corroboro una lagrima que recorrió su mejilla, pero el seguía diciéndome que no pasaba nada.

Era la persona mas fuerte que conocía, nunca lloraba delante de mi para que no me pusiera triste, se enfrentaba a mis padres cuando yo no podía, trabajaba mas que nadie, sacaba buenas notas y siempre estaba atento a mi, el soporto a mis padres solo ya que no tenia a nadie que le protegiese, yo si, le tenia a el.

-gracias- dije ente sollozos -te quiero-
-y yo a ti- me dijo el con un tierno beso en la frente, se quedo conmigo toda la tarde para que no estuviera sola, me ayudo con literatura que digamos que no es mi fuerte y después vimos mi película favorita para animarme, Saúl era el mejor hermano del mundo, siempre estaba atento a mis necesidades y se privaba de cosas que toda la gente de su edad hacia solo para estar conmigo, mucho de los niños dicen que sus héroes son sus padres, o gente famosa.

Para mi, era mi hermano.

Al día siguiente no quería ir al colegio sabia que Louis me preguntaría sobre lo que paso el día anterior y no quería decirle nada, tenia miedo que al decirle como es mi familia me despreciara o se lo dijera a todo el mundo.

Éramos amigos, si, pero a un no confiaba lo suficiente en el, a si que me fui antes para no encontrármelo por el caminó. Lo estuve evitando varios días hasta que una tarde estaba recostada en mi cama leyendo un libro cuando alguien llamo a la puerta.

-¿Se puede?- me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo ya que esa voz era la voz de Louis, una voz grabe a la cual le había cogido mucho cariño pero eso solo lo sabia yo y así se iba a quedar.
-pasa- dije yo -¿que haces aquí, y quien te ha abierto?- dije mirándole mientras cerraba la puerta, llevaba una sudadera gris y unos pantalones negros, la verdad es que le quedaban muy bien.

-me ha abierto tu hermano Saúl, que por cierto es muy simpático, y he venido por que llevo días sin hablar contigo y se que me has estado evitando-
-eso no es verdad, yo no te he estado evitando- dije yo un poco roja ya que el se había dado cuenta

-Astrid, lo has estado haciendo desde que paso lo de tus padres- dijo el mientras se sentaba en los pies de la cama sin apartar la vista de mis ojos, yo me incorpore y le mire fijamente.

-Louis, si, te he estado evitando por que no quería que mencionaras ese tema-
vale, solo tenias que decírmelo- se acerco a mi y me agarro la mano con suavidad y ternura mirándome a los ojos- que sepas que te has vuelto una persona muy importante en mi vida, Astrid-

Sus ojos azules me miraban con intensidad y en ese momento me quede paralizada, esa sensación que recorrió mi cuerpo el día que estaba en su casa volvía a correr por mis venas, pero esta vez era diferente, no sabría cómo explicarlo.

No aparté la mano pero si que me tensé, el se dio cuenta a si que la levanto y se rasco la nuca para disimularlo pero era tarde, ambos nos habíamos dado cuenta.

-¿Que lees?- me pillo desprevenida, no sabía a lo que se refería hasta que con su mano agarro el libro que había estado leyendo antes de que viniera.
-Es Orgullo y prejuicio- dije yo mientras el pasaba las páginas
-Me encanta este libro, me lo he leído mil veces- Eso me sorprendió, sabía que le gustaba leer pero... ¿clásicos de la literatura?, no le pegaba nada.

-¿Cual es tu libro favorito?- pregunte yo, el levanto la mirada del libro para mirarme a mi
-Te vas a reír de mi- dijo el mientras se le coloreaban un poco las mejillas
-¿Por que iba a reírme?-
-Romeo y Julieta- contestó el -De siempre lo ha sido- eso no me lo esperaba, no le pegaba absolutamente nada.

Iba a contestar pero el se me adelantó.
-¿El tuyo?-
-El club de los poetas muertos- el frunció el ceño, supongo que no sabría cuál es.
-No lo tienes en tu estantería- dijo el mirando a todos lados
-Me lo leí en internet, no lo he encontrado en ninguna librería, pero a un así es mi favorito- concluí yo.

Estuvimos hablando durante toda la tarde y cada vez me sentía más cómoda con el. Estaba consiguiendo algo que llevaba mucho tiempo enterrado, que olvidara mis problemas y sonriera.

Que falte todo menos tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora