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<<Manos>>

Sus dedos de deslizaron desde su cuello hasta su abdomen, sus pálidos y delgados dedos contra la oscura y fuerte piel.

En respuesta su cintura fue sujetada con fuerza, haciendo que Jinx gimiera por el daño.

Estaba segura que su cadera tenía la marca de las manos del chico, y que estas quedarían en su piel por días.

Apretó su cuerpo contra él. Jinx emitió un gemido que aumentó al sentir las manos fuertes subiendo hasta llegar a sus pechos. Los masajeo y apretó, para después tomar la punta y pechiscar.

Jinx podía sentir el falo justo abajo suyo, siendo mojado por sus propios fluidos, con un movimiento de cadera intento que este quedara alineado.

Fallo y fue descubierta de nuevo, Ekko se separó de ella, logrando mirarla a los ojos.

Ohhh sus ojos

Jinx juro que acababa de mojarse solo con ver esa mirada sobre ella, amaba ese ceño fruncido y ojos oscuros llenos de deseo.

–¿No te han dicho que no puedes tomar todo lo que quieras? – su voz salió ronca por la excitación, Jinx lo miró sorprendida y con una pizca de vergüenza en su rostro.

–Ehh- –antes que pudiera quejarse las manos de Ekko la tiraron, contra la cama, su cadera fue sujetada con fuerza, haciéndola girar quedando su pecho contra la cama, emitió un jadeo de la sorpresa.

¡Rudo!

–Ekko... –Sintió la presión contra su espalda, mientras su cadera era elevada, quedando a expuesta–Ahhh... –Un fuerte gemido fue ahogado por el colchón cuando sintió la punta del miembro deslizarse por la extensión de sus labios, corrientes satisfactorias la recorrieron para volver al punto de su vientre.

Gimió intentando mover su cuerpo contra Ekko, siendo detenida por el agarre en sus caderas.

–Oh no– el fuerte impacto de su palma contra su culo la hizo abrir los ojos de la sorpresa. Reaccionó volviendo a hacer lo mismo, moviendo su cuerpo para atrás. En busca de su toque o de falo, ni siquiera ella podía saberlo.

Ekko respondió con la misma acción, golpeando su pálido culo que empezaba a pintarse de rojo por la fuerza del impacto, sinceramente no le importo, al contrario, le encanto ver a la chica así.

La poderosa Jinx, amante imposible, la temeraria, la intrépida e invencible Jinx, sometida contra su cama.

La joven movió sus manos al lado de su cabeza, en un intento de levantar su pecho y lograr tener más fuerza para a tener el toque más profundo del miembro.

Mala idea, su acción fue notada por el Moreno, que tomó sus manos hasta unirlo detrás de su espalda, aplicando presión contra su cuerpo, sin poder mover su cuerpo ni sus manos Jinx chillo.

–Ekko por favor... –Pequeñas lágrimas se amontonaron en la esquina de sus ojos.

–¿Qué quieres Jinx?–Pego la punta de su miembro de nuevo contra su centro, aliñándolo para después deslizarlo por la extensión.

–Quiero- –fue interrumpida con otro golpe en su culo.

–Debes pedir el Favor y decirme que quieres. –ordenó acariciando su cola para volver a deslizarse contra ella.

–¡Ekko por Dios! ¡Follame! –La paciencia no era la mejor virtud de la chica, ambos lo sabían, y Ekko se aprovechaba de esto.

Tómalo cómo una venganza por tus travesuras de estos años

Estuvo segura que le diría.

–Debes decir por favor, ¿nunca te enseñaron eso? –Jinx gimió cuando la punta chocó contra su clítoris hinchada, una descarga lleno su vientre.

–¡Por favor! –chillo–Por favor Ekko, Follame, por favor. –Su rostro se enrojeció aún más de lo que ya estaba, se sentía tan humillada de decirlo.

–Como tú digas–No duró ni dos minutos antes de entrar fuerte contra su carne.

Jinx jadeo con fuerza, dejando salir unas cuantas lágrimas, su cuerpo había sido llenado por completo, podía sentir su carne luchando por amoldarse al mismo, como este tocaba sus paredes.

Antes que pudiera siquiera lograr acomodarse empezaron unas fuertes embestidas, su cuerpo chocaba con la cama, su cuerpo se movía a la voluntad del chico, ni siquiera podía moverse para llegar a un complemento de fuerzas. En un punto sus piernas temblaban, la fuerza era extrema.

Sus ojos se abrieron, llorosos cuando el chico se detuvo, perdiendo el nudo que se empezaba a aumentar en su vientre, Jinx chillo quejándose antes que pudiera voltearse, sus caderas fueron volteadas, volteando su cuerpo por inercia.

Podía verlo, enfrente suyo con su cuerpo sudoroso y fuerte, aun con ansias de ella.

Ekko gruñó cerrando por un momento sus ojos al verla, igual fue imposible, esa expresión con los labios entreabiertos, su cabello despeinado en su rostro, sus ojos abiertos y su ceño medio fruncido.

Todo de ella, era ella. Como no lo iba a hacer, era la misma, el mismo cuerpo, la misma voz, sus mismos recuerdos y expresiones.

A pesar de eso. No era la misma. Se mordió la lengua para no decir jadear su nombre.

¿La estaba lastimando? ¿Está bien? ¿Lo está haciendo bien? ¿Dónde estaba? ¿Powder-?

–Hombrecito –sus ojos fueron hacia la chica, sus manos se extendían hacia el en busca de su cuerpo, la mirada de Ekko se calmó. –Soy yo–abrió sus ojos un poco, dejando salir una sonrisa.

Si...era ella.

–Jinx –movió su cuerpo contra ella, entrando en un tipo de abrazo, sus brazos rodearon sus hombros cuando esté se escondió en su cuello, besándolo.

–Joder Jinx... Te amo–Gimió, Jinx miró hacia la nada, con una expresión neutra.

–¿Me amas? –Preguntó suavemente.

–Te amo, te amo, te amo, todo de ti te amo–sintió las lágrimas en sus ojos.

–Yo también te amo–sintió el cuerpo de Ekko tensarse encima suyo. – Prométeme no olvidarlo mañana... –susurro–que me amas –terminó cuando el cuerpo de Ekko se elevó de su posición, subiendo sus piernas sobre su cadera.

–Seré un estúpido si lo olvido. –aseguro

Jinx se lamentó, sabía bien que el alcohol había causado efecto en Ekko, ella misma había pedido el más fuerte con ese fin, si no, no hubiera aceptado traerla a su casa, ni besarla, mucho menos follarla.

¿Quién en su sano juicio lo haría sin una pisca de alcohol en su sistema?

Ella sabía que, si lo había causado, lo sabía por qué tenía la seguridad de poder marcharse en la madrugada, de poder volver a la universidad el siguiente día y pretender que nada había pasado, que las únicas evidencias de eso serían las preciosas fotos que había pagado a las chicas del bar que tomarán, sabía que ella podría volver a su casa, recrear estúpidamente con cualquier utilería esa noche mientras Ekko seguía su vida plácidamente.

Odio el alcohol.

Su mirada fue hacia el chico cuando sintió su miembro en su entrada de nuevo, preparado.

Bien, solo por mañana, no tendría que irse, podría quejarse que todo fue alcohol, podría dejar de mirarlo en el campus, podría tener sus fotos y verlas publicadas en algún lado "accidentalmente", podría tener algún secreto que compartir con él, esa noche olvidada pero real.

Un secreto, solían guardar secretos del otro cuando eran niños, podían hacerlo otra vez.

Así que por esta vez.

Jinx no se iría en la madrugada.

Asintió dándole una señal corta, antes de poder sentirlo entrando contra ella.

lights in the nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora