Aidan.
Cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día las voces en vez de ser algo que odiaran se volvían mis amigas pero a la vez mis enemigas pues me decían cuando algo malo podía ocurrir o cuando yo era el que haría algo malo.
Y aunque no recuerde el momento exacto en el que ocurrió todo esto se que llevo bastante tiempo intentando alejar aquellas voces, que aunque suene ilógico me recuerdan mucho a mi niñez.
Recuerdo que de pequeño mis padres solían decir que era diferente a los demás niños y por eso me alejaban de ellos pero la realidad es que les daba miedo que les hiciera daño pues, aún siendo un niño en varias ocasiones intente matar a muchos compañeros que me molestaban en el colegio. Es por eso que hasta la actualidad sigo siendo tan solitario pues la gente me estresa y cuándo me estresan demasiado quisiera poder asesinarlas y hacerlas sufrir poco a poco mientras me suplican que los deje en paz.
— ¡Aidan te buscan en la puerta!.
Gritó mi hermano menor desde la sala sacándome así de mis pensamientos. Me rendí al intentar recordar algo más sobre mi infancia, pues aunque suene extraño no recordaba casi nada, bajé y abrí la puerta tranquilamente, ahí vi a una pequeña chica parada enfrente mío, con la cabeza agachada haciendo que su cabello cubriera su cara.
¿Acaso era la chica de ayer?, ¿Cómo consiguió mi dirección? y sobre todo ¿Qué hacía parada en la puerta de mi casa? Tenía un par de preguntas sin respuesta así que solo le dedique una mirada fría.
— ¿Qué haces aquí?.
Dije sin ningún tacto al hablar.
— Quería agradecerte lo que hiciste ayer y te traje unos chocolates.
La castaña me estiró los chocolates yo simplemente bufé tomando aquella cajita y me hice a un lado para que pasara.
— Podemos hablar mejor en mi habitación.
Ella solo asintió y me siguió sin decir ni renegar nada, una vez adentro cerré la puerta y le puse seguro.
— ¿Qué planeas viniendo hasta acá para "agradecerme"?.
Hice comillas con mis dedos ante la última palabra.
— N-no planeo nada, simplemente quería hacerlo pues ayer no lo hice.
Podía notar sus nervios y miedo a kilómetros por lo cual solté una leve risita burlona.
— No debiste hacerlo si aún me tienes miedo y ni si quiera puedes verme a los ojos aunque ya te conozca.
Me acercaba a la chica con lentitud por lo cual ella retrocedía aunque, con un par de pasos más terminó siendo acorralada por mi al chocar con la puerta de mi armario.
— ¿Acaso quieres algo a cambio de tu silencio?, ¿O es que ya le dijiste a la policía?.
La veía a los ojos pero incluso estaba temblando por el miedo que me tenía, justo como cuando la encontré escondida detrás de aquel arbusto.
— Deja de temblar, no te haré nada.
Comenté rodando los ojos.
— N-no le he dicho a nadie y no quiero nada.
Me sorprendió su respuesta pues esperaba que quisiera algo a cambio o los policias estuvieran a punto de llegar para llevarme con ellos.
— Bueno, ya me agradeciste, ahora largo de mi casa.
Dije serio abriendo la puerta de mi habitación para echarla. De su parte solo escuché un suspiro y acto seguido se fue desapareciendo de mi rango de visión.
Escuché un suspiro de su parte, quité el seguro de la puerta y una vez que la chica salió me recosté en mi cama intentando relajarme, voltee un poco la mirada notando así la pequeña cajita de chocolates que me había traído, no pude evitar mostrar una peque sonrisa y me levanté para tomarla. Pude notar que los chocolates casualmente eran de mis favoritos y tenían una pequeña carta.
Decidí comer los chocolates y leer aquella carta detenidamente pues era lo menos que se merecía la pequeña y tierna castaña por el detalle que me trajo.
_Aidan_
Hola, bueno, se que tal vez no sabrás de lo que hablo, ha pasado mucho que no nos veíamos pero pude recordarte. Antes solíamos ir juntos al colegio, eras un niño muy callado y a pesar de lo que pasó ayer me gustaría que recibieras estos chocolates por los viejos tiempos.
Con cariño Lia <3— Lia...con que así te llamas entonces.
Sonreí ladino terminando el chocolate que tenía en mis dedos, relamí mis labios y guardé aquella cartita en el cajón de mi buró.
— Creo que no debiste meterte conmigo de nuevo Lia.
Solté una risa maniaca pensando en que sería lo siguiente que haría, como lograría hacerlo, pero, tenía claro que Lia estaría involucrada en muchas cosas y si no se quedaba a mi lado, no se quería con nadie.
ESTÁS LEYENDO
Las voces de Aidan
Mystery / ThrillerA veces todos créemos saber qué es lo que pasa en todo el mundo y con todas las personas pero ¿Acaso hemos puesto atención a cada individuo? En este mismo instante podrías estar al lado de un psicópata sin saberlo o incluso tú podrías serlo, ninguna...