Carta I

577 35 0
                                    

De Balam
A Kalego

Una breve pausa en mi viaje me ha permitido, mi buen amigo, disponer del tiempo necesario para remitirte unas líneas. Siento que serán insuficientes, ya que tenemos que ponernos en marcha enseguida y te escribo dándome toda la prisa que puedo.

Ahora mismo me encuentro hacia la mitad del trayecto que con seguridad no tengo que recordarte, pues no fueron pocas la ocasiones en las que te hablé del camino que tenía pensado recorrer junto con otros buenos caballeros apasionados del conocimiento. Está siendo tan satisfactorio como imaginé. Ayer mismo recorrimos felizmente una considerable parte de la costa norte mientras intercambiábamos opiniones e impresiones. Las especies animales e insectiles que pueden encontrarse aquí son únicas en el mundo y, no sin sonrojo, te confieso que me encuentro feliz como un niño. Lo único que podría aumentar mi dicha en estos instantes sería recibir de ti unas palabras que me confirmasen que tu situación actual es buena y que gozas de salud y tranquilidad. Antes de marcharme, expresaste tu hastío en nuestra última comida, dejándome así con cierta sensación de preocupación. Cierto es - ¡lo admito cobardemente desde la distancia! – que tu rostro estaba teñido de oscuridad y tus ojos parecían obnubilados por una dolorosa congoja.

Escríbeme pronto y dame buenas noticias, te lo suplico. Interrumpiré mi viaje al punto si necesitas ayuda con algún asunto.

P.D. Envío esta carta a la dirección del señor Sullivan, tal y como me indicaste que hiciera. Me gustaría que me proporcionases una explicación que satisfaga mi curiosidad, ya sabes que gusto de conocer lo que ignoro: ¿a qué se debe el viaje repentino y la estancia en la propiedad de Sullivan? Haciendo memoria, recuerdo que para el anciano tu boca solo tenía reproches y palabras de desagrado. Me ha sorprendido saber que te encuentras allí ahora mismo. ¿A qué se debe tan súbito cambio de opinión?

Dolorosa panacea | KaleRobin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora