Mitsuya top
Takemichi bottom-¿Nii-san podemos ir al parque?
-Oh. Sí, por supuesto
No quería ir, pero sedería porque él es el mayor.
Siempre ha sido así.
-Mira, mira estoy muy alto
-¡Ten cuidado! ¡Te puedes caer!
-¡No, yo no me caigo! Jajaja
Y sucedió lo esperado. La pequeña que estaba arriba del árbol se cayó. El mayor logro atraparla antes de que terminara de cara en el piso, ganándose un par de rasguños en las piernas.
-¿Qué te dije?
-Lo siento- bajo la cabeza apenada y avergonzada de lo sucedido
-Wuuaaa wuaaa
-¿Mana? ¿Por qué lloras?- Se levantó de dónde estaba y fue corriendo hacia la más pequeña de sus hermanas
-¡Me quitó el balde!
-¿Quién hizo eso?- Se volteo brusca y amenazadoramente hacia el grupo de niños que habían estado molestando a su querida hermana
Y así siguió el día. Cocinando para sus hermanas, dándoles de comer, jugar con ellas, cuidarlas, criarlas... Demasiada responsabilidad para un niño de 15 años
Él tan solo quiere ir con sus amigos, pero se quedó con sus hermanas, porque ellas lo necesitaban y su madre no se cansaba de repetirlo.
Estaba cansado. Solo quería irse. Aunque, ya lo hizo una vez y se sintió muy culpable más tarde. No es algo que volvería hacer.
Sin embargo, sueña con ser el cuidado y no el que cuida, con ser el guiado y no el que guía, poder ser caprichoso. Solo quería ser mimado. Al menos, una vez.
El día acabó y su madre llegó un poco más temprano que de costumbre. Sus hermanas ya estaban acostadas y mamá estaba ahí para velar sus sueños, así que simplemente se fue.
Su madre no protesto por lo tarde que salía. Después de todo era conciente de la carga que le impuso desde pequeño y se sentía muy culpable regañarlo con todo lo que hace por ella.
Mitsuya caminaba a paso apresurado, quería llegar cuanto antes a su destino, y sino corría era porque no quería llegar sudado a la casa de su persona especial.
Es más se hubiera bañado antes de salir, pero el cansancio y la hora le decían que no había tiempo para un baño si quería llegar cuando él aún estuviera despierto.
Después de una hora caminado por las calles de Tokyo llegó al lugar tan esperado.
Una casa, ni tan pequeña, ni tan grande. Era de dos pisos, pero muy angosta, con un patio lo suficientemente grande para tener una pequeña bodega aún costado.
Se acercó más calmado a la entrada y se arregló un poco antes de tocar el timbre.
Le habría la persona más bonita del mundo. Un ángel a sus ojos. No pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro como tampoco pudo evitar que desapareciera cuando notó otra presencia en esa casa.
-Mitsuya-san. Vamos entra
-Ah sí lo siento, Takemichi
Entro fingiendo una sonrisa.
-¿Cómo estás? ¿Cómo están Mana y Luna?
-Ellas están bien- respondió cortante ignorando la primera pregunta- ¿Quién es él?