Cap 3: Un Mundo Extraño

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En medio de un bosque, se podía ver el cuerpo de un gigantesco oso negro en estado inconciente, la enorme bestia se encontraba noqueada en el suelo, a su costado se podía ver la figura de un chico peli verde, el cual, en una de sus manos sostenía un bambú que tenia una tela, cuyo proposito era sostener todos los objetos personales que se había llevado con él.

El chico soltó un suspiro de molestia mientras pasaba a un lado del enorme oso, siguiendo tranquilamente con su camino. Ya habían pasado algunas horas desde que había abandonado su hogar y aún no había encontrado lo que su abuelo le describió como una ciudad, simplemente siguió con lo que su abuelo le había dicho y continuó caminando hacia el este.

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado desde que abandonó la montaña, aparentemente aún faltaba alrededor de unas cuatro horas para que el sol desapareciera en el horizonte, no estaba seguro de cuanto más tardara esta caminata, prefería no llegar al hogar del amigo de su maestro en la noche, ¿tal vez debería comenzar a correr?.

Mientras pensaba en eso, noto algo raro pasando algunos árboles, parecía una enorme construcción brillante, confundido se acercó cada vez más a esa misteriosa estructura con la intención de ver que era, topándose con una visión que estaba más allá de cualquier pensamiento que haya tenido el peli verde sobre el lugar al que se dirigía.

Cientas de enormes estructuras a las lejanías, los caminos estaban pavimentados eliminando la irregularidad que generaba la tierra, pero lo más sorprendente de todo eran las personas que se encontraban en el lugar.

Las personas no se veían en lo más mínimo como él, el maestro Bang o Charanco, algunas de esas personas se veían como humanos normales, pero otras... la única palabra que Izuku tenía para describirlo era monstruos.

Algunos se veían como animales bipedos, otros tenían pequeñas mutaciones en sus cuerpos que serían imposibles de notar sin prestar la atención adecuada, algunos tenían la piel de colores y contexturas raras y había algunos que ni siquiera poseían una forma humanoide.

Rápidamente el peli verde camino a lo que suponía que era la ciudad de Hosu, observando con total curiosidad e impresión todo lo que le rodeaba, las extrañas cosas de acero que transportaban personas en su interior, las personas con mutaciones, pero si tuviera que decir que era lo más extraño que podía ver, serian esas personas que vestían trajes llamativos y en algunos casos, ridículos.

Esas raras personas paseaban por las calles con enormes sonrisas en sus rostros, algunas personas que usaban ropas más normales se acercaban a ellos con papeles y plumas para que esas personas les escribieran sus nombres.

Todo era muy curioso, él había visto un poco de televisión en el dojo, pero debido al lugar tan profundo en el bosque donde se ubicaba su hogar, era un poco complicado recibir una señal decente, por lo general solo siendo capaz de captar programas donde habían serias realmente antiguas, anteriores a la era de los quirks.

Entonces se dio cuenta, las mutaciones, ¿acaso eran causadas por esas cosas llamadas quirks?. Izuku ya había escuchado esa palabra en su pasado, hace muchos años, siendo más exactos, unos meses antes de que cumpliera los cinco años.

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Ese día parecía ser como cualquier otro, había hecho la rutina de ejercicios y movimientos de práctica que Bang-sensei le había entregado, ahora se encontraba corriendo alrededor del dojo para mejorar su resistencia.

Fue en ese momento que el maestro Bang lo llamó, fue muy raro, por lo general en el dojo solo se encontraban el maestro y sus aprendices, pero en esta ocasión, el maestro se encontraba acompañado por un extraño hombre alto, de cabello negro y que usaba una bata blanca que le llegaba a la altura de las pantorrillas.

Artista Marcial [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora