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Los chicos quedaron pasmados por como la mayor de las hermanas mando a llamarles, Leonardo decidió hablar sin salir de las sombras.

-No creo que sea conveniente, no nos conocemos, y según tengo entendido, ustedes nos estaban espiando- La voz de Leonardo salió fría y madura, tal vez para dar miedo o autoridad a las desconocidas, en definitiva las chicas parecieron enojarse o indignarse por el comentario.

-No es muy amable de tu parte hablar de tal forma, no hicimos nada malo, solo buscamos ayuda, ¿Desde cuándo buscar ayuda está mal?- Maria Antonieta, la más pequeña de las hermanas, se cruzó de brazo y pisoteo con un pie dando en claro el berrinche que estaba haciendo y el disgusto por el comentario. Mikey vio esto de forma adorable y no pudo evitar soltar una risa leve pero audible, MariAnne escuchó aquello y sonrió, le encanta escuchar las risas de otros.

-Ciertamente, espiamos, pero, no hicimos daño, a-además, ¿Quién espía ahora?- Peggy, la de tres ojos, mencionó y se escondió tras su gemela sujetando la mano de está entre las suyas, su hermana sintió que necesitaba apoyo, por lo tanto, con su cuerpo cubrió a la de pelo corto para brindarle protección.

Los mutantes reflexionaron, pues era verdad, las chicas no hicieron daño en ningún momento, siempre mantuvieron su distancia y precaución, Leonardo se sintió algo decepcionado de si mismo, pues, les contesto a las desconocidas con un tono que realmente no daba indicios de asertividad.

Mikey no soportó el tiempo de silencio que se hizo, así que, simplemente salto fuera y quedó frente a las cuatro chicas -Disculpen a mi hermano, no ha dormido bien- sonrió para calmar a las niñas un poco, -Soy Miguel Ángel, pero me pueden decir Mi amor, escuché que necesitan ayuda ¿En qué puedo ayudar?- las chicas rieron levemente y lo miraron con ternura, -Hola Mi amor- La de dos coletas mencionó en modo de burla para hacer una reverencia y sonreír, Mikey no esperaba que realmente reaccionarán de esa forma, lo cual provocó un revoloteo en todo su cuerpo, sus hermanos tampoco esperaban una reacción positiva, eso les animó a salir y dejarse ver.

Las chicas definitivamente se tranquilizaron y sonrieron por ver a las tortugas frente a ellas, al fin podían hablar claramente y decir todo lo que necesitaban de ellos.

-Bueno, Miguel Ángel, permite que nos presentemos, soy Angélica, mucho gusto- La más alta de las hermanas habló, para seguido agachar levemente su cabeza haciendo que su pelo extremadamente largo pasará un poco a sus costados, al terminar su acción miro a sus hermanas menores para indicarles que se presentarán.

-Hola, soy Elizabeth, pueden decirme Eliza o Eli, como sea, mucho gusto- habló la de una sola coleta y ojos con esclerótica negra, la niña idéntica a esta y de tres ojos salió de detrás de su gemela para presentarse adecuadamente. -Buenas noches, Margarett, Peggy, si gustan, es un honor por fin hablar con ustedes en persona, no tienen idea la cantidad de preguntas que tengo sobre ustedes- la de pelo corto miro a los chicos con una sonrisa y juntó sus manos a su pecho para detonar la emoción de un nuevo descubrimiento.

La más chiquita y de dos coletas espero con emoción que su hermana terminará para hablar ella -Okay okay, sigo yo, holi, soy María Antonieta, tengo muchos apodos, pero MaryAnne y Anne sirven, adoro su selección de colores, es tan única- la alegría desprendía en la sonrisa y actitud de la chica, siendo compartida por el pequeño de los hermanos. La mirada de Maria fue directo al chico con bandana naranja, pudo ver en uno de sus dedos aquel hilo rojo que unía a las almas gemelas, era increíble el como es que pudo encontrar a la otra mitad de la que tanto le hablaba su madre, desde pequeña siempre tuvo la ilusión de saber lo que era el amor y, a sus cortos 18 años aun no lo encontraba, hasta el día de hoy. Mickey miraba a la chica más pequeña intentando descifrar esa mirada, una mirada soñadora que se dirigía a él, por un momento se sintió incomodo pero alagado, jamás le habían mirado de aquella forma.

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