La mayor de los hermanos Pitts estaba esperando la señal de su hermano menor, el cual está tratando de sacar a Herb de su oficina.
Unos minutos antes, María y Zack aceptaron ayudar a su nuevo colega, el cual ya tenía muy bien planeado que hacer, o al menos eso se hacía creer el mismo.
Pero no contaba con la necedad de Herb, el cual no se dejaba persuadir por el menor de los hermanos, ya que se negaba rotundamente a abandonar su oficina.
Número cinco por otro lado, está adentro de la habitación de las cámaras, protegiendo a sus dos cómplices.
- Herb, quiero pasar un rato contigo, así, como cuando era pequeño ¿Qué dices? Estoy libre, y tú te ves ya muy cansado de estar trabajando, además, podemos pasar por la cafetería.
- Mira Zack – dijo mientras se acomodaba sus lentes – yo ya estoy mayor, y tu estas muy grandecito como para no entender un no.
Zack se dedicaba a hablar un rato con Herb, convenciéndolo de que necesitaba practicar, tal y como lo hacían antes. María a lo lejos esperaba ansiosamente que ellos dos se retiraran, y poder cumplir su misión. Ojeaba la cámara a su izquierda, y noto que esta apuntaba a otra dirección, una donde aquella oficina no se notaba.
Dirigió su vista a la entrada de aquella cueva, donde no se encontraba ni su hermano ni su víctima. Rápidamente se adentró, barriendo el lugar con sus ojos, los cuales se quedaron fijos en aquel escritorio, revuelto de papeleo, bolígrafos, misiones, fotografías y demás.
Empezó a rebuscar, trataba de no cambiar mucho la apariencia al lugar, todo mientras Número cinco distraía al encargado de las cámaras y Zack por otro lado, le enseña a Herb a apuntar con el arma a un objetivo de madera.
De pronto, María encontró un archivo con un nombre muy extraño, el cual se guardó para sí misma, y de la nada, se empezó a tocar la puerta de aquel pequeño cuarto.
- ¿Herb, estas ahí? Ya terminé – hablo una voz por el otro lado, la cual María no reconoció. Trato de no hacer mucho ruido, y siguió buscando.
Aquella voz dejo de escucharse, y para entonces, Pitts ya había encontrado un folder, el cual ayudaría mucho a entender a su nuevo colega, pero no detecto nada más.
Reviso la cámara, que estaba dentro de la oficina de Herb, y miro que esta parpadeaba, esa era la señal de salir. Con mucho cuidado, abrió la puerta, verificando que no esté nadie, cerró esta puerta y se dedicó a alejarse lo más rápido posible, antes de que Herb y su querido hermanito llegasen.
Los tres mosqueteros quedaron de encontrarse luego de una merecida cena, aquella idea fue del menor, ya que así era más creíble el plan que tenía para Herb.
María escondió toda la información recolectada, pero no era útil para la misión de número cinco. Este salió impecable de aquella habitación prohibida de las cámaras, para ir directo a la cafetería, pero antes de poder llegar, fue interceptado por la encargada.
- Número cinco, mi agente estrella – comento la encargada, mientras mostraba una sonrisa - ¿Dónde estabas? No te he visto en toda la tarde.
Mientras el trataba de no hacer ninguna mueca de desagrado, contesto de forma educada:
- Terminando unos trabajos pendientes, y ya me dirigía a la cafetería, si no es mucha molestia.
- Claro que no lo es, te noto... estresado, como tenso, ¿debería preocuparme?
- Nada que no se pueda arreglar – dijo con una sonrisa sarcástica, mientras seguía su camino.
- Espero que no estés mintiendo, detestaría eso de tu parte.
El no contesto, solo siguió su camino, tratando de no pensar en las consecuencias de sus actos, o más bien, de sus futuros actos.
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Viejos Amigos- Cinco Hargreeves
FanfictionMaría Pitts ha vivido encerrada desde muy pequeña en la cárcel llamada la Comisión, lugar donde se ajusta el caos que genera la línea del tiempo. Lo que no sabe es que su vida nunca tuvo que ser así, todo se fue al caño por culpa de una sola persona...