Habría que decir, antes que nada, que si de algo me precio en esta vida -si se le puede llamar así, claro- es de mi renovada sensibilidad ante este tipo de cosas. ¿Por qué? Por una muy sencilla razón: porque son mágicas.
Porque ocurren muy de vez en cuando.
Y porque, para ser sinceros, son del tipo del tipo de magia que, en mi opinión, más vale la pena apreciar.
Nada que ver con hadas y duendes.
Ni con dragones o unicornios.
Estoy hablando del tipo de magia que verdaderamente hace que el mundo se vuelva distinto. Se transforme. Sea otro.
Y tiene que ver con cosas que, no por sencillas, son poco prodigiosas.
Un atardecer justo.
Un roce fortuito.
La imagen de uno mismo capturada en una gota de lluvia. . .
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Hellooooo.
¿ cómo están?, al ratito les traigo la página 2.
Bueno, ya se la saben.
yo soy Ako, cuídense, bye.
*y no se desvelen*
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Un viejo gato gris mirando por la ventana.
Adventure"¿Porqué demonios sonríe tanto ese señor?" , se pregunta Mario siempre que ve a Manuel en uno de los cruceros de camino a la escuela. Él lo ha observado detenidamente y está convencido de que aquel limpiaparabrisas es el hombre más feliz del mundo...