Primera parte. (Pag. 1).

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Habría que decir, antes que nada, que si de algo me precio en esta vida -si se le puede llamar así, claro- es de mi renovada sensibilidad ante este tipo de cosas. ¿Por qué? Por una muy sencilla razón: porque son mágicas.

Porque ocurren muy de vez en cuando.

Y porque, para ser sinceros, son del tipo del tipo de magia que, en mi opinión, más vale la pena apreciar.

Nada que ver con hadas y duendes.

Ni con dragones o unicornios.

Estoy hablando del tipo de magia que verdaderamente hace que el mundo se vuelva distinto. Se transforme. Sea otro. 

Y tiene que ver con cosas que, no por sencillas, son poco prodigiosas.

Un atardecer justo.

Un roce fortuito.

La imagen de uno mismo capturada en una gota de lluvia. . .

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Hellooooo.

¿ cómo están?,  al ratito les traigo la página 2.



Bueno, ya se la saben.

yo soy Ako, cuídense, bye.



*y no se desvelen*

Un viejo gato gris mirando por la ventana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora