𝟎𝟔: 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐞𝐝𝐢𝐫𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲

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Heeseung no podía creer lo que estaba usando

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Heeseung no podía creer lo que estaba usando.

Jay de verdad le había hecho ponerse ese ridículo y corto traje de maid negro, junto con las medias oscuras que llegaban a sus muslos y un par de orejitas gatunas.

La falda esponjosa apenas cubría sus glúteos y eso lo hacía más vergonzoso, pues cuando se daba vuelta podía ver los inicios de un par de bragas rosadas.

Jay era un pervertido de primera.

-¿Ya estás listo, Seunggie~? -la voz del pervertido llamándole melosamente hizo eco en su cabeza.

El rubio cerró los ojos un momento, sobando sus sienes y repitiéndose mentalmente que eso lo hacía por el estúpido trato.

Y así también tendría una escusa para vengarse mucho, mucho peor.

Por lo que tomando una profunda respiración y pasando una mano por sus rubios cabellos acomodando las orejitas, mirándose una vez más al espejo de cuerpo entero de su propia habitación decidió salir finalmente.

Vaciló unos momentos antes de abrir la puerta de la habitación de Jay, pero terminó entrando de una vez por todas.

El pelinegro levantó la vista de su móvil para posarla sobre el chico maid parado en su puerta enviándole una mirada de muerte.

Jay cubrió su boca con una mano evitando soltar una estruendosa carcajada, pues aunque le calentase que su menor en verdad estuviera vestido de esa manera, se veía realmente gracioso y adorable enojado en esos momentos; con las cejas fruncidas, los delgados labios aplanados y las níveas mejillas avergonzadas.

-¡Te ves adorable, Seunggie! -se levantó de la cama para caminar hacia a él tomando su cintura entre sus manos pegándolo a su cuerpo, ignorando la mirada enfurecida que le había enviado-Te comería a besos ahora mismo.

Heeseung gruñó entre dientes cuando comenzó a repartir besos por todo su rostro, dejando un mordisco juguetón en su nariz.

Estaba a nada de golpearlo si no fuera porque Jay se atrevió a tomar sus glúteos presos entre sus manos levantándole y obligándole a rodear su torso con sus piernas, atacando sus labios mientras caminaba a la cama y le dejaba sobre las sábanas subiéndose sobre su cuerpo.

Heeseung aplanó los labios para evitar soltar algún sonido vergonzoso cuando sus manos apretaron sus nalgas y sus dedos traviesos tantearon entre ellas.

Entonces Jay le giró para que su pecho quedara sobre la cama sintiéndole levantar su trasero, inclinándose sobre él para buscar algo que no podía ver, sintiendo luego algo frío apresando sus muñecas.

Abrió los ojos desmesuradamente al darse una idea de lo que era, mirándole sobre su hombro con una ceja alzada.

-Dime que no son esposas...

-¿Quieres que mienta? -Jay rió sinceramente al ver el rostro espantado de su menor-Lo siento Seunggie~ pero me gusta así.

-El traje de maid, las esposas, ¿qué más, mocoso? -frunció el ceño-¿Quieres que te diga amo, daddy, mi señor?

𝗬𝗼𝘂'𝗹𝗹 𝗕𝗲 𝗠𝗶𝗻𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora