¿Guerra Quiere? ¡Guerra tendrá! [Grindelore]

=Reencuentro=

El rostro de Gellert había mucha sorpresa cargando a Aurelius mientras Albus reía feliz con Gamaliel

-¿Tu hermana?-

Albus asintió frenéticamente

-¡Ella está aquí! ¡Es simplemente hermosa! ¡Ni siquiera nos reconocimos!-

A Gellert eso no le sorprendió

-Hemos cambiado mucho los últimos años-

Albus asintió sin dejar de sonreír pero Gellert notó algo

-¿Estás segura de que tu reacción fue simplemente feliz? No lo creó-

La sonrisa de Albus se desvaneció lentamente y Gellert maldijo por hablar, Albus suspiro

-No voy a negar que me siento mal por no haberla reconocido, y como tú dijiste, cambiamos mucho–sonrió suavemente

Gellert aún con Aurelius se acercó besando a su liebe, Albus se acurrucó a su lado quedando en solo con los sonidos de sus hijos, Gellert miró de reojo como su hijo babeaba en su elegante camisa, decidió ignorarlo por su propio bien

Él vio por el rabillo del ojo a Albus y está solo tenía su mirada fija en Gamaliel, se aclaró la garganta

–¿Piensas decirlo pronto no esperar un poco más?–

Albus besó a su hijo antes de contestar

–Se lo diré en seguida, solo necesito valentía para decirle que soy su hermana, esa que nunca más le habló–

–Claro que podía hablar con ella...–

–No se trata de haber decidido quedarme contigo Gellert–Ella lo miró a los ojos–Yo decidí nunca hablarles para que no estén en peligro–

Ella desvío su mirada, Gellert levantó su mano a su mejilla y ambos unieron sus frentes

–Si quieres puedo ir contigo–

Albus negó lentamente, pero le sonrió en agradecimiento

–Debo hacer esto sola–

Gellert frunció el ceño

–No debés hacer esto sola, ya no–

Ella se conmovió y lo besó, Gellert claro correspondió. Aurelius levanto su manita agitando la queriendo llamar la atención, ambos se separaron y lo vieron, el pequeño tenía un  un ceño fruncido tan tierno

–Ya se quién será el más celoso de los tres–

Gellert se hizo del que no entendió mientras Gamaliel tenía una carita confundida

Albus miró a Gellert y con cuidado pero sin avisó le entregó a Gellert quién la miró sorprendido

–Voy a ir–

–Suerte–

Albus se fue casi corriendo cerrando la puerta, Gellert quedó en silencio con sus hijos, al escuchar el no muy fuerte puertazo, ambos comenzaron a moverse incómodos y parecían a punto de llorar

Gellert tragó saliva, pero de inmediato frunció el ceño al olfatear algo asqueroso, miró a los gemelos