PRÓLOGO.

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Llegó la hora.

Lo que he estado esperando todos estos años, lo que he luchado tanto para conseguir, lo que me ha salido tan caro, ya está aquí, ante mis ojos. No puedo verlo, pero si sentirlo.

Mi mano cerrada en un puño empieza a temblar y entonces recuerdo lo que estoy sujetando.

Todo este tiempo he hecho lo que él me pidió y he esperado a este instante para abrirla.

Mientras aliso la carta que Dave me entregó antes de marcharse me vienen a la mente todas aquellas tardes con el cuándo a pesar de ser mi único y mejor amigo me daban ganas de tirarlo por la ventana, pero entonces solo éramos unos críos. La cosa cambió en el primer año de secundaria cuando dejo de ser mi mejor amigo para dar paso a algo más aunque no fue hasta que supe que se marcharía cuando realmente me di cuenta de lo mucho que le necesitaba.

La gente tiene razón, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Estiro la carta y la pongo frente a mis ojos aunque sé que no sirve de nada pero eso es lo que él me dijo que hiciera.

Supongo que podría pedirle a alguien que me la leyera pero hay algunas cosas que no quiero compartir con nadie, suena egoísta pero esa carta era para mí, es mía y si yo no puedo leerla no la leerá nadie aunque eso signifique que las palabras que Dave escribió, lo que él me quería decir, sus últimos pensamientos dirigidos hacia mí, caerán en el olvido.

La parto en pedazos hasta que es imposible dividirla más y tiro los trozos por la ventana haciendo que el viento se lleve con él aquello que Dave quería decirme.

Ahora sí, definitivamente, ya no me queda nada de él.

Nada.

Nunca pensé que este momento sería tan doloroso, al fin y al cabo es por lo que llevo luchando toda mi vida y sin embargo, aquí estoy, más sola que nunca, desconsolada y atormentada.

Pero a pesar de todo no pienso rendirme ahora.

El destino siempre ha sido cruel con migo, me ha quitado prácticamente todo lo que me importaba, me ha complicado la vida tanto como ha podido y sobre todo a intentado alejarme de mi meta, mi momento, este momento.

Y pienso disfrutarlo.

Comienzan los aplausos del público lo que quiere decir que yo he ganado y el destino ha perdido.

No ha podido conmigo.

Empiezo a caminar hacia el centro del escenario y a pesar de no poder ver nada siento miles de ojos clavados en mí.

Cierro los ojos y mientras espero a que se enciendan las luces me viene a la cabeza todo mi recorrido hacia este mismo instante.

El comienzo de un cruel camino que me llevaría hasta mi sueño.

Ruthless PathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora