El Verdadero Monstruo

3.1K 354 790
                                    

Xie Lian se sorprendió al ver el aspecto tan demacrado que tenía Pei Ming. Se había saltado dos semanas de consultas y se había presentado abruptamente en su oficina cuando Xie Lian ya se disponía a irse a su hogar. La primera vez que lo atendió lucia limpio y elegante, un hombre mayor, nervioso y triste, pero aun atractivo. Ahora, con la camisa arrugada y el cabello desordenado recogido en un pequeño moño, este hombre parecía ganarse la vida recogiendo latas de un basurero.

Estaba ya cansado luego de una semana repleta de trabajo, pero no pudo negarle una hora de atención al ver su estado. Pei, al igual que la primera vez, comenzó a llorar un buen rato, sacando pañuelo tras pañuelo.

Calentó dos tazas de agua en su pava eléctrica y coloco tilo en cada una de ellas. Luego de cinco minutos sin dejar de sollozar, Xie Lian finalmente trato de calmarle, sospechando que se había desahogado lo suficiente.

Pei sorbio el líquido caliente entre sollozos.

—Está bien, respira profundo, ¿Por qué no me cuentas que ha pasado?

—No sé por dónde comenzar.

Dijo secándose las mejillas, los ojos violetas ahora parecían negros bajo su pesadez y Xie Lian sintió compasión por él—Comencemos por lo que te tiene así de mal. ¿Qué te ha hecho poner tan triste?

Tartamudeo un poco—El hecho que soy una basura. Soy un maldito asqueroso.

Sus palabras las dijo con tal despreció. Pei respingo y siguió bebiendo el té caliente—Usted es un hombre respetable. Se ve a simple vista. ¿Qué edad tienes? ¿Veintitantos? Eres joven y mírate, con tu oficina, atendiendo y ayudando a las personas... Eres un buen chico, casi podría ser tu padre.

Xie Lian rio un poco, la verdad estaba casi llegando a los treinta y no se sentía como un objeto de envidia. Dormía en el sofá de su mejor amigo y su oficina era mediocre con muebles comprados en ventas de garaje.

—Seguro debes de pensar que soy asqueroso.

—Sr. Ming, me parece que eso no es tan así. Soy una persona normal y corriente, con mis problemas, al igual que todos. Nadie es perfecto, ni usted ni yo. Si cambiáramos de lugar y le contara todas mis cosas seguro se daría cuenta que necesito terapia para rato.

Xie Lian dijo esto de una forma afable, tratando de hacerle reír, pero Pei estaba muy hundido en la tristeza.

—¿Por qué dices que eres asqueroso? Ya te has referido dos veces de esta forma.

Avergonzado, Pei Ming dejo la taza. Parecía necesitar de algo de sostén, así que tomo uno de los almohadones de cuero negro del diván y lo abrazo fuerte contra su pecho.

—Trate de curarme solo. Luego de nuestra consulta... la verdad es que me sentí avergonzado de mi mismo. Soy un hombre adulto. Maldición. Me dije, ¿Pei Ming que mierdas estás haciendo aquí? ¿Ahora eres un imbécil que tienes que pagar terapia solo porque no puedes dejar de coger?

Xie Lian fua anotando en su libreta algunas cosas. Él también bebió algo de té, aunque sospechaba que a finalizar el día necesitaría algo más fuerte.

—¿Cómo trataste de curarte?

—Pues...Ambos somos hombres, creo que me entenderá...Digamos que una víbora no muerde si primero no se le...extrae el veneno.

El psicólogo no entendió para nada, pero dibujo la figura de una cobra saliendo de los pantalones de Pei Ming.

—Decidí que, en vez de buscar prostitutas, simplemente me pajearía.

—Creí que habías dicho que la masturbación no te complacía—Pei asintió pesadamente y parecía cada vez más avergonzado, ruborizado, desvió la mirada como alguien que no quiere seguir hablando. Xie Lian uso un tono más suave, similar al que empleaba cuando quería que Hua Cheng se comportara—Esta bien, no hay problema en contarme, pero si no quieres decirme, está bien igual. Sr. Ming debe saber que la sexualidad no es vergonzosa, es una piedra fundamental en la construcción de nuestra personalidad, y quizás hablar de estas cosas pueda ayudar a hacerte sentir mejor.

Paciente MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora