Los Caballeros Tambien Saben Besar

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advertencias: chengzhu papi esta aqui 

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Xie Lian despertó al día siguiente en el hospital. El sonido de las noticias de espectáculo era incomodo y escandaloso, pero eso solo significaba algo. Una ola de alegría inundo el corazón desmedido de Xie Lian—¿QingXuan estas aquí?

—¡Xie Lian! ¡Ya despertaste!

El abrazo cálido y embriagador de su mejor amigo. Xie Lian levanto los brazos y lo apretó en su pecho. Cuando había llegado al hospital había estado tan nervioso que tuvieron que darle pastillas para ayudarlo a dormir. Un par de quemaduras leves y un tremendo trauma eran los únicos estragos que había hecho Jun Wu sobre su cuerpo.

—Estoy bien, estoy bien —Susurro suavemente, abrazándolo —Siento que han pasado años desde la última vez que te vi.

—Vine corriendo apenas me llamaron. ¡Ese hijo de perra! ¡Xie Lian juro que iré a castrarlo! —Shi QingXuan froto su mejilla, a pesar de que Xie Lian fue el que había pasado por toda esta tragedia, el que lloraba desesperadamente era QingXuan. —¿No te hizo nada? ¿No trato de lastimarte?

—Lo intento, pero no lo logro —Dijo sonriendo suavemente secándole las mejillas a QingXuan. Su rostro no tenía ni una gota de maquillaje, una buena elección ya que sino tuviera toda la cara llena de lagrimones negros —Como ves ahora soy aprueba de fuego.

Shi QingXuan formo una sonrisa torpe —Eres indestructible, pero...LianLian...Tu oficina...

En ese momento la desesperanza inundo los ojos de Xie Lian. Todo este tiempo que luchó por sobrevivir hizo que estas cosas materiales estuvieran en un segundo lugar, pero ahora, la realidad se pintaba dolorosa y frustrante.

—Supongo que podre reclamar el seguro de incendios... No creo que me den mucho, después de todo es alquilada y las cosas que tenia dentro no eran tan valiosas —Xie Lian lucho por ser positivo, manteniendo una sonrisa triste —Creo que tardare un tiempo más en pagarte.

—No digas estupideces, olvídate del dinero —QingXuan froto sus hombros buscando calmarle. Él sabia lo mucho que había luchado Xie Lian y lo orgulloso que estaba de su pequeño despacho —Conseguiremos una mejor, ¿esta bien? ¿no puedes decirle al seguro que tenias algunos diamantes o obras de arte millonarias dentro de la oficina?

—No lo creo.

—Vamos, aunque sea di que tenias una computadora de última generación.

—Yo supongo que no-

—Hare tu declaración por ti. Recuperaremos tanto dinero como podamos y luego, ¡buscaremos una mejor y más bonita! ¡esta vez yo la decorare, nada de sofás de segunda mano.

QingXuan comenzó a hablar de muchas cosas. Una de las cosas que más amaba Xie Lian de él era que, sin pensar que espantosa fuera la situación, QingXuan siempre buscaría la forma de salir de ella. Pronto idearía un plan y comenzaría a trabajar en él. De cierta forma, la vida de Xie Lian solo logro reconstruirse gracias a su intervención, como una especie de ángel guardián o hermano que nunca pudo tener.

Las lagrimas estuvieron tentadas a salir de los ojos de Xie Lian pero las contuvo. QingXuan le tomo de las mejillas, deteniendo su llanto —No, no, nada de llorar. Lograremos esto juntos. Tu nueva oficina tendrá lindas ventanas que den a la ciudad.

—¿Ventanas? No creo que pueda costear nada que tenga ventanas.

—¡Entonces un lugar con unas paredes muy bonitas!

Xie Lian formo una sonrisa torpe con los ojos rojizos, al borde de las lágrimas. QingXuan lo miró fijamente, sonriéndole devuelta —¿Las paredes de blanco o azul claro? ¿Alfombra o sin alfombra?

Paciente MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora